LA
CIENCIA Y TECNOLOGÍA EN EL DESARROLLO DE LA SOCIEDAD PERUANA
Nemesio
Espinoza Herrera
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El Perú tiene
aproximadamente 30 millones de habitantes. En los albores del Siglo XXI y del
Tercer Milenio, la mayor parte de la población peruana aún subsiste con bajos
niveles de calidad de vida en cuanto a empleo, salud, educación y vivienda. Según
el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD-2011), en el Perú el
ingreso familiar va desde 22 dólares americanos anuales, la tasa de
analfabetismo es de 45.2 y 74 años la esperanza de vida.
El Perú, sin embargo,
es un país de grandes ventajas comparativas expresadas en sus riquezas
naturales y de biodiversidad; y aún así, perduran las condiciones de pobreza y
extrema pobreza. No es el poderío de los tanques, del dinero ni del embuste; no
es el socialismo, el comunismo, el liberalismo ni la violencia los que van a
redimir al Perú; sino la Ciencia y la
Tecnología que otorga ventajas competitivas al país para construir
sostenidamente su desarrollo económico y social que en esencia significa dotar a
la población de mejores niveles de calidad de vida.
Hoy, el desarrollo de un
país marcha al ritmo del avance de la Ciencia y Tecnología. Así lo demuestran
países de Europa, Asia, Norteamérica, Brasil, México, Chile. Respecto al Perú,
bástese
afirmar que “En tanto que Israel invierte en Investigación y Desarrollo el 4.5%
del PBI, Finlandia 3.8, Japón 3.0, Korea 2.7, Estados Unidos 2.54, Brasil 1.04,
Chile 0.57, México 0.39; el Perú invierte menos del 0.11”, para graficar de
cómo a la Ciencia y Tecnología no se le da importancia.
La Ciencia y Tecnología no
aparecen por ensalmo sino como consecuencia de la Investigación Científica. En un país –como el Perú- en el que se
resta importancia a la Ciencia y Tecnología, la Investigación Científica es embrionaria
y, por lo tanto, incipiente la producción de la ciencia, tecnología e
innovación; no porque no haya dinero –acaso haya suficiente- sino porque la
Ciencia y Tecnología no es valorizada ni es prioridad en la política de Estado
y, por consiguiente, no forma parte de la cultura nacional.
En el contexto de las
aseveraciones anteriores, se inserta el rol de la Universidad. Ésta, por su inmanente naturaleza, es un claustro
eminentemente de Investigación Científica, vale decir, de producción de la
Ciencia y Tecnología, de formación de científicos, de enseñanza de la ciencia, de
divulgación científica y de gestión del conocimiento. Empero, en el Perú, la
universidad es eminentemente profesionalizante en la que los asuntos de la Investigación
Científica –por regla general- no son prioridades sino son hasta marginales;
por cuyo hecho, ninguna de las universidades peruanas aparece en los catálogos de
las mejores universidades del mundo. Es decir, en el Perú no solo es el hecho
de que no haya una cultura científica a ritmo de los tiempos actuales, sino
–peor aún- la universidad, debiendo ser la principal fuente de Ciencia y
Tecnología, abjura a su misión fundamental.
Estos razonamientos
señalados en los párrafos anteriores acerca de la Ciencia y Tecnología así como del asunto de la universidad y de la Investigación
Científica –temas vinculantes-, me
han permitido presentar ponencias en algunos eventos internacionales (Brasil, Chile,
Costa Rica, Cuba, México) y últimamente
en Italia. Opino que el avance científico y tecnológico en el Perú –a mediano y
largo plazo- es una condición absolutamente necesaria para promover el
desarrollo económico y social sostenido del país. Para ello se requiere iniciar
el proceso gradual de priorización de la Ciencia y Tecnología como política de
Estado y la reestructuración de la universidad peruana.
Ciudad Universitaria
de San Marcos, 27 de abril de 2012