LA ANTIFILOSOFÍA DE LA “FILOSOFÍA PRAGMÁTICA”
Nemesio Espinoza Herrera
(Artículo publicado en la Revista de Investigación TESIS de la
Unidad de Posgrado- Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos. TESIS,
Año VII, Nº 6, 2013, 75-88. Circulación: julio de 2014).
LA ANTIFILOSOFÍA DE LA “FILOSOFÍA
PRAGMÁTICA”
Por Nemesio Espinoza
Herrera
Resumen:
El objetivo del presente artículo es
dilucidar si la filosofía puede ser pragmática.
Nuestra hipótesis es que la filosofía, por su inherente naturaleza, no puede ni
debe ser pragmática. La ciencia, la política, la administración –por citar tres
ejemplos- sí pueden y deben ser pragmáticas y son bases para la filosofía. Si
es pragmática, la filosofía deja de ser tal. Desde el momento en que a la filosofía se pretenda convertir
en pragmática ¡se acabó la
filosofía!
Nuestro concepto de filosofía resulta siendo la demarcación para argumentar la
hipótesis de que la denominada filosofía
pragmática es una antifilosofía.
La filosofía es, ante todo, reflexión (meditación, admiración, razonamiento) de
la existencia humana en relación a todo cuanto hay en el
mundo, en el Universo infinito, o al menos enigmático, que la persona humana
desea y necesita conocer aunque siempre termine diciendo la célebre frase de
Sócrates: “Sólo sé que nada sé”, pues la filosofía es una dialéctica del
incesante amor a la sabiduría.
Siendo así, la filosofía no puede ser
empírica, pragmática, utilitaria, ganancial; por el contrario, la filosofía
siendo una reflexión humana, es analítica, ontológica, fenomenológica,
hermenéutica, trascendental. La filosofía, por consiguiente, es reflexión que
trasciende siempre al “más allá” de lo empírico y de lo racional, procura
llegar a la verdad, a las entelequias, a las esencias inmanentes del ser. La
filosofía, en efecto, no se come o no da de comer; empero, es el mejor alimento
del espíritu humano.
Palabras
clave: Filosofía – Filosofía pragmática – Filosofía y
Administración
ANTIPHILOSOPHY
OF “PRAGMATIC PHILOSOPHY”
Abstract
The aim of this article is whether philosophy can be
pragmatic. Our hypothesis is that philosophy, by its inherent nature, can not
and must be pragmatic. Science, policy, management -to name three examples-,
they can and should be pragmatic and are bases for philosophy. If is pragmatic,
philosophy cease to be such. From the moment that philosophy seeks pragmatic
turn in, philosophy it's over!
Our concept of philosophy is still the demarcation to
argue the hypothesis that the so-called anti-philosophy is a pragmatic
philosophy. Philosophy is primarily reflection (meditation, admiration,
reasoning) of human existence in relation to everything in the world, in the
infinite universe, or at least puzzling that the individual wants and needs to
know but always ends famously saying of Socrates: " I only know that I know
nothing " since philosophy is a dialectic of relentless love of wisdom.
As such, philosophy can not be empirical, pragmatic,
utilitarian, earnings, on the contrary, philosophy being a human reflection, is
analytic, ontological, phenomenological, hermeneutic, momentous. Philosophy,
therefore, is always thinking that transcends "beyond" the empirical
and the rational, seeks to reach the truth, entelechies, immanent essence of
being. Philosophy, in fact, does not eat or does not eat, however, is the best
food of the human spirit.
Keywords: Philosophy - Philosophy pragmatic - Philosophy and
Administration
LA ANTIFILOSOFÍA DE LA “FILOSOFÍA
PRAGMÁTICA”
I
En el ámbito de la Filosofía no es
frecuente escuchar hablar acerca de la denominada filosofía pragmática. Desde su aparición, ocurrida en EE.UU. más o
menos a finales del Siglo XIX principalmente con William James y con John Dewey,
la “filosofía pragmática” ha quedado en el olvido precisamente por su
antifilosofía y también por el resurgimiento de la filosofía primigenia a
través del Círculo de Viena, de la filosofía analítica (de la lógica formal y
del lenguaje), de la filosofía trascendental, fenomenológica, hermenéutica y
racional; de la reconquista de la metafísica y de la ontología. La mejor prueba
de la virtualmente desaparecida “filosofía pragmática”, especialmente en el Perú
y en América Latina, es de cómo connotados filósofos tales como David Sobrevilla,
Francisco Miro Quesada Cantuarias, Miguel Giusti –por citar algunos de ellos- ni
siquiera mencionan en sus publicaciones la existencia de la “filosofía pragmática”.
En el contexto de la filosofía mundial,
la llamada “filosofía pragmática” no sólo ha sido ignorada sino ácidamente
criticada. “El pragmatismo –dice José Vasconcelos- es filosofía norteamericana.
En rigor, el pragmatismo es un eco del viejo utilitarismo inglés y una
extensión nacional del buen sentido común de Crusoe; así Huneker la llama
´filosofía de filisteos´, y es lo que es”. (Manual de filosofía. José
Vasconcelos). "El origen del pragmatismo -advierte por su lado
José Ortega y Gasset- habría que buscarlo en el enojo que algunos sienten
contra la ciencia, porque no ha demostrado aún la realidad de Dios y la
inmortalidad del alma… Poco tiempo después, en los albores pueriles de nuestro
siglo, se hizo de este pensamiento una filosofía: el pragmatismo: con el
simpático cinismo propio de los yanquis. El pragmatismo norteamericano se ha
atrevido a proclamar esta tesis: No hay
más verdad que el buen éxito en el trato con las cosas”. (José Ortega y Gasset, Obras completas, Editorial
Revista de Occidente, Madrid, vol. 1. Citado por Agustín Basave Fernández en el
artículo El pragmatismo norteamericano).
Cabe algunas otras referencias contra la
pseuda filosofía denominada “filosofía pragmática”: “El periodo más
característico y creativo de la filosofía norteamericana está constituido por
el pragmatismo y hay quienes esperan que los filósofos
contemporáneos reemprendan la tarea más genuinamente
estadounidense. Porque dentro y fuera de Estados Unidos se ha considerado al
pragmatismo como la filosofía ´más claramente norteamericana en sus perfiles´”. (Agustín Basave Fernández en el artículo El pragmatismo
norteamericano). “Alfredo Fouillée embiste contra el
pragmatismo norteamericano en términos poco comedidos: "Durante estos
últimos años hemos presenciado el desarrollo de su sistema anti-intelectualista
y neo-sofístico que ha tomado el nombre de pragmatismo. Consiste en una
filosofía empírica de la acción y del hecho que reduce el
conocimiento a una acción eficaz y la verdad a la utilidad para la vida o para
la acción. El pragmatismo es retrógrado que juzga el valor de las doctrinas por
sus consecuencias y por su comodidad para los fines humanos”.
(Alfredo Fouillée, Historia
general de la filosofía, Ed. Nueva Biblioteca Filosófica, Madrid,
1933, Vol. IV, p. 156. Citado por Agustín Basave). Para Gonzalo Gamio la “filosofía
pragmática” es expresión del liberalismo de Estados Unidos basado en las
utilidades, en las ganancias, en la propiedad privada, en resultados, en bienes
materiales, en individualidades. Son máscaras del liberalismo, dice Gamio. (Miguel Giusti.- La filosofía del siglo XX: balance y perspectivas). Esta filosofía americana del
pragmatismo –piensa Alcoriza- refleja el pensamiento americano, de los pioneros
de “hombres de negocios” que más éxito tuvo en la política, en la
democracia (norteamericana) que es parte de la historia de EE.UU.”. (Javier Alcoriza Implicaciones del pragmatismo de Peirce y James).
Téngase en
cuenta que no se citan otras referencias de críticas hacia la “filosofía
pragmática” provenientes de sectores
con tonos más radicales como, por ejemplo, de Harry Wells (1964) que habla del
“pragmatismo como filosofía del imperialismo”.
II
Una primera cuestión es dilucidar si la filosofía
puede ser pragmática. Por lo pronto
es menester señalar que la filosofía denominada “filosofía pragmática”, antes
que Filosofía, resulta siendo un pensamiento norteamericano y liberal que
justifica el “modo de vida” (el establishment) de la mayor parte de
la población del planeta. Sin embargo, “que la filosofía pragmática sea una filosofía norteamericana y liberal”, no
es el asunto central de las críticas hacia ella, sino su antifilosofía. La “filosofía pragmatista” que
dizque está “basada en el método empírico” es contraproducente con la
naturaleza de la Filosofía. Y, ¿qué es la filosofía? Es ésta una eterna
interrogante que no tiene respuesta, ni tiene por qué tenerla. Sin embargo, para los propósitos de esta exposición debemos ensayar un
concepto acerca de qué debe entenderse por filosofía. La Filosofía es la reflexión
de nuestras existencias en relación a todo cuanto hay en el mundo. La filosofía es una cosmovisión. El término de reflexión tiene
varios sinónimos y con ellos podemos decir que la Filosofía es meditación,
contemplación, pensamiento, racionalidad, abstracción, admiración,
asombro, generalidad, interpretación y concepción lógica de la totalidad holística,
global acerca de nuestras existencias y de todo cuanto hay en el mundo, en el universo infinito.
“El Universo, integridad del mundo, es
raíz de la filosofía –dice Ortega. Entiendo por Universo formalmente «todo
cuanto hay». Es decir, que al filósofo no le interesa cada una de las cosas que
hay por sí, en su existencia aparte y diríamos privada, sino que, por el
contrario, le interesa la totalidad de cuanto hay. Por cosas entenderemos no
solo las reales físicas o anímicas, sino también las irreales, las ideales y
fantásticas, las trans reales, si es que las hay. A Aristóteles le parece
«natural» que nos preguntemos por el «mas allá. Evidentemente, el «mas allá» de
las cosas no está en manera ninguna dentro de ellas”. (¿Qué es la filosofía? Obras completas. José
Ortega y Gasset).
Si la filosofía es como se ha señalado
en los anteriores párrafos, entonces ella –la Filosofía- no puede ni debe ser empírica,
pragmática, utilitaria, ganancial, práctica, “de resultados”; pues la filosofía, por el
contrario, busca explicaciones racionales, lógicas. La filosofía es explicación
racional (lógica), teórica, apriorística,
analítica, metafísica, ontológica, trascendentales, fenomenológica y hermenéutica
sobre la naturaleza de las esencias, de las sustancias, de las leyes, de los
principios de todo cuanto hay en el universo; de tal modo que los conocimientos
sean, según Kant, “necesarios y universales”, de las que la filosofía se
sirva para la reflexión más allá de lo físico, de lo útil y de lo práctico.
La Filosofía concebida así, es única, inmanente, inmutable; no hay –no
puede haber- filosofía tradicional, antigua, moderna, contemporánea, etcétera.
La Filosofía de Thales, Sócrates, Tse, Buda, Platón, Aristóteles o de Tomás de
Aquino es, en esencia, la misma: reflexión, pensamiento, asombro de todo cuanto
hay en el mundo y en el cosmos. La filosofía es, en el fondo, la misma: es
metafísica, ontológica, trascendental, búsqueda racional permanente de las
esencias cuyas explicaciones dependen, en todo caso, de los avances científicos
de cada época de la humanidad. Ahora estamos en mejores condiciones de
interpretar la existencia humana en el universo que las que tenían los
pensadores antiguos; eso no significa que la filosofía de hoy sea distinta a la
antigua. Es, por consiguiente, distorsionar la naturaleza misma de la Filosofía
cuando por algún interés se melle su esencia diciendo que antes la “filosofía
tradicional” (¿?) fue metafísica, ontológica, trascendental; y que eso debe
cambiar y “reconstruirse” dizque para trocarla en pragmática. Esta es la antifilosófica y tediosa “tarea” de la
“reconstrucción de la filosofía” en las que están abocados los “filósofos
pragmáticos”. Así, mudar la Filosofía a “filosofía pragmática” no es cambiar
una filosofía por otra, no es “construir” la filosofía de “tradicional” a
“moderna”; es –vana pretensión- condenar a la Filosofía a su muerte. Quitadle a
la Filosofía su naturaleza
inmanente (metafísica, ontológica, trascendental, pensante, reflexiva), deja de
ser Filosofía. Desde el momento
en que la Filosofía se convierte en pragmática ¡se acabó la filosofía!
John Dewey piensa así: la filosofía
(tradicional) se ha apartado de los problemas humanos y ha perdido utilidad o
tiene poca utilidad en medio de una confusa situación y por tal razón plantea su
“reconstrucción” para convertirla la Filosofía en filosofía pragmática, en
filosofía empírica, es decir, en el empirismo naturalista o
naturalismo empírico, que es la
denominación que se le ha dado a la “filosofía” de Dewey. (Véase el texto del libro La reconstrucción
de la filosofía de John Dewey) “Se propone
–dice Luis Rodríguez en el prólogo del referido libro de Dewey- nada menos que
reconstruir enteramente la filosofía después de haberla desembarazado de los
´prejuicios metafísicos y epistemológicos´ que falsean su carácter… para Dewey,
son falsos problemas el epistemológico y el metafísico”, (Página 8). Deben, por consiguiente, abandonarse “los ruinosos restos cosmológicos
y ontológicos”. No aplicar la inteligencia, sino aplicar el método de la
observación, el de la comprobación experimental. Es decir, los filósofos
pragmatistas, desde Dewey, sostienen que es necesario “abandonar los viejos
problemas metafísicos y epistemológicos”, considerando importante a “la experiencia
y el método filosófico”. Así, la pseuda filosofía llamada “filosofía
pragmática” sostiene que la Filosofía –a la que denomina tradicional-,
ha devenido en obsoleta y, por consiguiente es necesario reemplazarla
(reconstruirla) con la filosofía del “empirismo naturalista” (o “naturalismo
empírico”) basada en el “método empírico”, en los hábitos, en las costumbres,
en los resultados, en los beneficios, en lo utilitario, etc.; y en el contexto
de un orden establecido por la “práctica social”.
Respecto a lo que los pragmatistas, principalmente
Dewey, denominan “filosofía tradicional”, es necesario señalar que la Filosofía
es única, por su inmanente naturaleza. No hay –no puede haber- filosofías (tradicional,
antigua, moderna, posmoderna, contemporánea, etc.), como si la filosofía
cambiara al ritmo de la historia, cuando lo que cambia son formas y contenidos
del pensar filosófico. No hay filosofía tradicional ni moderna así como no hay
–no puede haber- filosofía política, filosofía de la ciencia, filosofía de la
lógica, filosofía del lenguaje, filosofía de la administración, filosofía de la
economía, etc., por cuanto la filosofía no es disciplinar, sino única. La filosofía de Thales, Sócrates, Tse, Buda,
Platón, Aristóteles o de Tomás de Aquino es, en esencia, la misma: es reflexión,
pensamiento, asombro de todo cuanto hay en el mundo y en el cosmos (de sus
épocas). La filosofía es única por cuanto el deseo humano, natural, de querer
explicarlo es en el fondo la misma: es metafísica, ontológica, trascendental,
búsqueda racional permanente de las esencias (en concordancia con las épocas).
“El pragmatismo cree que el hombre es
incapaz de captar la esencia íntima de las cosas, que la razón humana es
incapaz de resolver los enigmas metafísicos y desvía entonces su atención a los
resultados prácticos, vitales de las ideas y creencias. La actitud del
pragmatismo es de desprenderse de las primeras cosas, causas, categorías,
principios, substancias, y fijarse en los frutos, efectos, resultados prácticos
de las ideas. El pragmatismo cree que el pensamiento no tiene por finalidad
conocer las verdades metafísicas, sino orientarnos, ajustarnos prósperamente a
la realidad. El pensamiento es como una función vital que tiene su papel en la
conservación y preservación de la vida. Introduce un nuevo concepto de la
verdad. Para el pragmatismo un pensamiento es verdadero cuando es útil y
fomentador de la vida.” (El pragmatismo, Gustavo
Torroella, Revista Cubana de Filosofía, Cuba 1946, Vol. 1, número 1). Así, la filosofía pragmática
es casi como decir: si la filosofía no me da de comer no es filosofía; por
consiguiente no sirve. No importa si algo es verdad o no; lo que importa es que
sirva (a alguien). No importa si algo es justo o no, lo que importa es si es o
no útil (a alguien).
Richard Rorty, por obvias razones, va por el mismo camino contra la
metafísica y del pensamiento analítico, asuntos que están –según él- destinados
al fracaso porque sus interrogantes e intenciones no conducen a nada. Léase de
Rorty su “cimero” libro La filosofía y el espejo de la naturaleza que
no es sino una proclamación de la antifilosofía
contra la verdadera Filosofía. Así, pues, los pragmatistas plantean la
necesidad de trocar la Filosofía (“tradicional”) por la llamada “filosofía
pragmática”. Téngase en cuenta, sin embargo, que
Rorty más que por sus planteamientos acerca de la Filosofía se destaca por sus
pensamientos pragmáticos acerca de la Política (un pensamiento occidental,
liberal, norteamericano); y la política, a diferencia de la filosofía, sí es
pragmática, debe ser pragmática, debe ser de resultados. Está bien que se hable
de la política (pragmática), de la economía (pragmática), de la ciencia
(pragmática), de la educación (pragmática), de la administración (pragmática), etc.;
pero no está bien cuando se habla de Filosofía y decir que ella es (o que debe
ser) pragmática; pues la Filosofía no es, no puede, ni debe ser pragmática.
Precisa hacer una breve referencia al
asunto de las terminologías en el ámbito de la denominada “filosofía
pragmática”. William James, al sostener que en “el
llamado movimiento pragmatista no (le) gusta el nombre, pero (que)
es ya tarde para cambiarlo”, evidencia que los pragmatistas tuvieron el
problema de terminologías (“pragmático” o “pragmatista” como sello de su
“filosofía”), que se suma al asunto de su antifilosofía. Aunque algunos pretenden distinguir entre los dos términos
referidos, empero, en esencia –y desprovisto de toda exquisitez semántica y
etimológica- significan lo mismo. Recuérdese también que Charles Peirce habría
preferido llamarla “pragmaticismo” y Dewey “instrumentalismo”. A propósito de Peirce y James, es de considerar que la
pseuda filosofía denominada pragmática en realidad ha distorsionado
la verdadera filosofía primigenia de Peirce y de James, principalmente del
primero. El maestro Peirce, un científico pero también un filósofo, no
aborrecía la naturaleza eidética y ontológica de la Filosofía como lo ha hecho
sus supuestos seguidores.
III
¿Puede la filosofía sostenerse sobre la
base del método empírico? Según nuestras explicaciones, no. El
método empírico es, en todo caso, un asunto vinculado a la Ciencia, más no a la
Filosofía. Es frecuente, sin embargo, encontrarse con
quienes hablan indistintamente acerca de la filosofía y de la ciencia como si
fuera una única cosa y sin hacer distinciones entre ellas; aunque, por
supuesto, que entre filosofía y ciencia hay necesariamente –y debe haber- una
estrecha vinculación simbiótica; pues, una no existe sin la otra. En realidad
nunca hubo una separación infranqueable entre ciencia y filosofía. Alexandre Koyré
y Mario Bunge, por citar a dos, señalan la natural influencia entre ambas e
incluso el segundo plantea la necesidad de “filosofar científicamente y encarar
la ciencia filosóficamente”. Aristóteles no encontró mejor forma de ser un
verdadero filósofo que siendo un verdadero científico, evidenciando que la
ciencia y la filosofía no son disyuntivas sino más bien que la primera está
inmersa en la segunda.
Una primera distinción fundamental entre
filosofía y ciencia consiste, sin lugar a dudas, que la primera es general y la
segunda es disciplinar. En tal sentido es racional hablar de la filosofía (en singular)
y de las ciencias (en plural). La filosofía considerada como única y universal
en cuyo seno están las ciencias de las que precisamente se vale la filosofía
para interpretar la existencia humana inmersa en el universo. René Descartes
ilustró a la Filosofía como un inmenso (y frondoso) árbol, cuyas vertientes
(y/o ramas) constituyen precisamente las ciencias. Así, pues, la filosofía es
única (universal, general, global, holística) en tanto que la ciencia es
disciplinar. Tiene, por consiguiente, sentido hablar de la ciencia política, de la ciencia
de la administración, de la ciencia
del derecho, de la ciencia del
lenguaje, de la ciencia de las
matemáticas, de la ciencia económica,
de la física, de la química, de la biología, etc., etc.; más no tiene sentido
–es un contrasentido- hablar de la filosofía política, de la filosofía de la
administración, de la filosofía del derecho, de la filosofía de la ciencia, de
la filosofía etcétera; como si la filosofía fuese disciplinar o como si la
política, el derecho, la administración, etc., tuvieran sus
propias filosofías. No puede haber tantas filosofías como ciencias hayan, la
filosofía es única, universal. Las ciencias hacen precisamente que la filosofía
esté en condiciones para una mejor interpretación de la existencia humana en el
universo.
Ahora precisa afirmar, expresamente, lo que tácitamente hemos hecho entrever: en tanto
que la Filosofía no es, no puede ni debe ser pragmática, la ciencia es, puede y debe ser pragmática. Es decir, la política, la economía, la administración,
el derecho, la física, la química, etc. y, en general las ciencias referidas a los
quehaceres humanos, son -y se reclaman- que sean pragmáticas; más no la Filosofía. Es de notar que en las sociedades
de hoy, en lo referente a las ciencias disciplinares, hay una clara tendencia pragmática que no denota escándalo,
necesariamente. Lo escandaloso no es que la
política, la educación, la administración, etc. sean pragmáticas –deben serlas-;
lo escandaloso es que haya “filósofos” que prediquen la supuesta existencia de
la filosofía pragmática, basada en el
“método empírico” (¿?). Efectivamente, en nuestra sociedad de hoy es notoria la
prevalencia del pensamiento pragmático disciplinar en la política, en la
administración, en la educación, en la economía, etc.; que no es sino la
prevalencia del “pragmatismo” occidental, norteamericano, europeizante, liberal
que justifica y le da el carácter “lógico”, “normal”, “natural”, “habitual” al
“modus vivendi” de la mayor parte de la población mundial –incluida por
supuesto la del Perú– postrada en las ignorancias, pobrezas e injusticias. (“La palabra progreso no tiene ningún
sentido mientras haya niños infelices”, decía Albert Einstein. De las
estadísticas se deducen que de los 7 mil millones de personas que viven en el
mundo, 5 mil millones, aproximadamente, están en condiciones de pobreza y
extrema pobreza).
¿Prevalencia del pragmatismo-liberal en la política, en la
economía, en la ideología, etc. frente a qué otro? Evidentemente frente al “pragmatismo
disciplinar” marxista (“pragmatismo marxista” político, económico, administrativo,
ideológico, del derecho, etc.). Empero, el pensamiento y la praxis marxista virtualmente
ha desaparecido de la faz del mundo. (Esto incita
hablar del ocaso mundial del
pensamiento político liberal y del ocaso del pensamiento político marxista;
pues así como el primero no proporciona luces
para la solución de los grandes problemas de la humanidad, tampoco lo ha
hecho el segundo). De esta suerte universal se deduce que el “pragmatismo”
disciplinar liberal, en todas sus manifestaciones y matices, es el que “reina”,
prevalece o se impone en el mundo, incluyendo por supuesto al Perú. Así, pues, Richard
Rorty, Hilary Putnam, Jürgen Habermas, por citar a algunos “pragmatistas” al
que se suma Peter Drucker, por ejemplo, en relación a la Administración; no son
mentores de la Filosofía, sino de la política, del derecho, de la psicología,
de la educación, de la administración, etc.; vale decir, son preceptores en sus
dominios disciplinares. Ellos son conocidos en el mundo no por su filosofía
sino, ante todo, por la concepción “pragmática” que tienen acerca de sus
dominios pragmáticos disciplinares.
IV
En el contexto de las anteriores afirmaciones
establecidas respecto a la denominada
“filosofía pragmática”, resulta necesario mencionar a la política, educación,
economía, derecho y administración que son disciplinas vinculadas directamente
con la vida cotidiana de la población. Es precisamente que en la concepción acerca
de ellas encontramos desnuda a la pseudo filosofía llamada “filosofía
pragmática”, mostrando en su desnudez toda su verdadera significación en el
(en)cubrimiento o justificación de un statu quo, del stablishment, o del “modus vivendi” del “orden natural” (entre comillas) de las
sociedades del mundo, en las que prevalece ignorancias,
pobrezas e injusticias. El hecho de que de los aproximadamente siete mil millones de
habitantes del planeta Tierra, cuando menos cinco mil millones de ellos “viven”
en condiciones de pobreza y extrema pobreza así como en situaciones de guerras
y de nuevas formas de esclavitud con distintos grilletes, no es sino la mejor
evidencia de los “resultados pragmáticos” del reino de la denominada “filosofía
pragmática” (occidental, liberal, norteamericana, europeizante), por que ella
es, como hemos dicho, la que prevalece en el mundo.
Política, educación, economía, derecho y
administración; todos ellos “pragmáticos” en un contexto pragmático, orientados
bajo el signo de resultados, utilidades y éxitos para “alguien” en desmedro de
“otros”. ¿Qué es sino la política
descrita por Maquiavelo?: no es sino política “pragmática” del “príncipe” en la
que si es necesario la perfidia o el asesinato de “alguien” para llegar al
poder y mantenerse en él; está justificado. ¿Qué es sino la “democracia”, la “libertad”, la “justicia”, la “opinión pública”, el
“feminismo”, la “libertad de expresión”, la “tolerancia”, los “derechos
humanos”, el cosmopolitismo, el derecho internacional, la educación, la
gerencia, las ganancias, etc., etc. en el marco de la denominada “filosofía pragmática? No son sino “resultados pragmáticos”
para “unos” que no alcanza o no hay para “otros”; no son sino “éxitos” de unos
que permiten neo-esclavitudes en otros. ¿Qué es sino la economía pragmática?:
no es sino el que unos comen y otros miran. ¿Qué es sino la educación
pragmática?: no es sino otorgarlos a unos privarlos a otros ¿Qué es sino la
administración?: no es sino lograr utilidades para unos haciendo más eficaces a
los “recursos humanos”; vale decir, a los otros.
En suma: ¿qué es sino el pragmatismo? No es sino “amar a la
humanidad” abominando a las personas. Ellos
(los pedagogos, economistas, abogados y gerentes) en el contexto de una
sociedad eminentemente pragmática no
están –ni podían estarlo, ni tienen por qué estarlo- preocupados en la verdad,
en la justicia, en las esencias, en las sustancias, en las trascendencias, en
la metafísica, en el pensamiento, en el razonamiento, etc.; vale decir, en la
verdadera Filosofía (pues ella no se come). Por el contrario, están preocupados
en los resultados prácticos, quieran
o no, que favorezcan a quienes tienen el poder, en el sentido más amplio de poder vinculado al concepto de política, entendiéndose a ésta como la
apropiación del poder del Estado
premunido de una ideología que la
(en)cubre porque. La política es, desde los liberales hasta los marxistas, el
ejercicio coercitivo del poder para velar el “bien común”, el “bienestar” de la
sociedad, de la ciudad, del “pueblo”; para redimir “la explotación del hombre
por el hombre”, para lograr el “Estado de bienestar”, para promover el “desarrollo
económico-social”, para garantizar la “equitativa distribución de la riqueza”,
etcétera; pero, sin poder lograrlos, como le consta al mundo. Así, es evidente el fiasco mundial del modelo
de política liberal en el contexto de la “filosofía
pragmática” aun en la variedad de sus máscaras (neoliberalismo, economía de
mercado, mercantilismo, cosmopolitismo, parlamentarismo, nacionalismo,
posmodernismo, globalización, “Estado de bienestar”, el “Estado de derecho”, “sociedad abierta”, etcétera;
y también evidente el fiasco del modelo (cuasi inexistente) de la política
marxista aun en la
pluralidad de sus máscaras (socialismo, comunismo, maoísmo, izquierda,
revolución, socialdemocracia, etcétera).
V
Así pues, estamos aún inmersos en un
contexto generalizado del pragmatismo (liberal en sus distintos matices) como
consecuencia de la primacía cuasi silenciosa y subrepticia de la denominada filosofía pragmática. En tal situación cuesta saber que los
filósofos andan aún sin hallar el camino de una verdadera Filosofía (que no es
ni puede ser pragmática) cuya luz promueva,
a mediano y largo plazo, el accionar de la política, educación, economía,
derecho y administración con resultados que contribuyan a la gradual construcción
de una nueva sociedad pensante, igualitaria, justa, libre, con calidad de vida
y orientada hacia la entelequia de la felicidad humana. Y muy a pesar de todo
lo que significa la llamada filosofía
pragmática -una antifilosofía, una pseudofilosofía o una falsa filosofía-,
concita preocupación el hecho de que todavía haya algunas cátedras heréticas de
“enseñanza” y panegíricos en defensa de esta “filosofía”. Salvo se trate de la
historia de la filosofía, en la que seguramente sea necesario mencionar su
efímera aparición y su sostenida desaparición, la “filosofía pragmática” debía
estar cuestionada y confinada en el lugar en el que siempre estuvo: el olvido.
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(Artículo publicado en la Revista de Investigación TESIS de la
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Nacional Mayor de San Marcos. TESIS,
Año VII, Nº 6, 2013, 75-88. Circulación: julio de 2014).