ROMA, la Ciudad Eterna: donde anduvo Espartaco, Julio
César y Cleopatra
Al
igual que a Florencia, rindo mi admiración a la maravillosa ciudad de Roma, por
cuyas calles tuve la suerte de andar. De Florencia a Roma hay una distancia de
una hora y 40 minutos en Tren y se llega al Gran Termini.
Roma,
denominada la Ciudad Eterna, fue
fundada en el año 753 a. C (Antes de Cristo). Roma es la sede del cristianismo (Iglesia
Católica) y centro histórico del poder del Papa. Fue la capital del gran
Imperio Romano. Roma es el lugar donde están las mejores obras arquitectónicas
y artísticas del mundo.
Dentro
de la ciudad de Roma está el Estado del Vaticano, sede de la Iglesia Católica
(Santa Sede), en el que la famosa Iglesia de San Pedro (Basílica de San Pedro, véase en la foto principal la afamada Plaza de San Pedro, foto NEH) es
el centro. Resalta también el Gran Museo del Vaticano, sede de la famosa
Capilla Sixtina.
El
actual papa es Benedicto XVI que hace poco sucedió al carismático papa Juan
Pablo II –quien 1985 en Ayacucho oró por la paz y en Iquitos se proclamó ser
también “charapa” (1985).
Roma,
como sabe todo el mundo, es una ciudad histórica. Su historia es, al fin y al
cabo, la historia de la humanidad. Su historia de casi tres mil años está
repleta de grandes acontecimientos civiles (como el de la rebelión del esclavo
Espartaco (73 al 71 a.C), militares (como las conquistas de Julio César) y
religiosos (como el inmortal cristianismo). Así, Roma es cuna de grandes
ciudadanos, estadistas, estrategas militares, artistas geniales, etc. que hasta
ahora suscitan admiración mundial.
El gran Julio César
Desde
la secundaria en la que escuché por primera vez acerca de la historia de Julio
César, siempre me causó admiración sus grandes hazañas de miliar y de
estadista. Nació en el año 100 a.C. y murió en el año 44 a.C., es decir, murió
joven a los 56 años después de conquistar al mundo (de entonces) y hacerse
emperador. Fue apuñalado –según dicen- por el senador Bruto (Bruttus). (Eso de
Bruto ¿fue su apellido o así lo endilgaron después que asesinó a Julio César?, si fuera este último caso está bien porque,
además de asesino, había que ser bien mediocre y bien bruto para quitar la vida
a un genio).
Se cuenta
que en una ocasión, un intrépido romano quiso estar con Pompeya (esposa de
Julio César) “aunque sea un ratito”. Es que Pompeya era una mujer de
extraordinaria y tentadora belleza. Se introdujo sigilosamente en la habitación
donde estaba solita Pompeya, pero ésta lo corrió a palos. Más tarde Julio César
se enteraría del incidente y no sin antes pasarle la guillotina por el cuello del
osado romano, Julio César dio por “página volteada” diciendo: “la mujer del César
no sólo tiene que ser honesta, sino parecerla”.
Otra
célebre historia de Julio César, dueño del mundo (de entonces), es su relación
con la diosa de la belleza, de la astucia y, además, reina de Egipto:
Cleopatra, diosa de carne y hueso. Julio César no sólo conquistó y dominó
Egipto sino también conquistó y dominó a la mujer más bella e inteligente del
mundo (de entonces). Julio César era un empedernido mujeriero –todo genio tiene
su punto débil, el de Julio César era el asunto de las mujeres. A propósito, en
Viñetas de Cultura Popular (Nº 7,
mayo 2010), digo: “El gran estratega militar Julio César nunca perdió guerra alguna hasta que se topó con
Cleopatra –Reina de Egipto- y perdió no sólo la guerra sino la cabeza (y la
vida); y mientras sus enemigos guerreaban para aniquilarle, el pobre Julio
César se mantuvo completamente ebrio, loco y “muerto” de amor por ella, por
Cleopatra”.
En las dos anteriores
ilustraciones (pinturas) se muestran a un Julio César victorioso, emperador, dueño absoluto del
mundo (de entonces), recibiendo honores en el campo de batalla; y a la belleza
de una moribunda Cleopatra. Ésta, no encontrando razones de seguir viviendo, se
suicida. ¿Qué razón había para seguir con vida sin César, sin Roma, sin ser
reina de Egipto y rechazado por los romanos?
Calígula y
Nerón: ¿Dementes en el poder de Roma?
La insania y la crueldad en el poder. La historia cuenta que el emperador romano Calígula (12-41)
era talentoso pero que una serie de circunstancias (enfermedades,
frustraciones, ambiciones, etc.) lo convirtió en un loco extravagante y
en un perfecto pervertido sexual. Para los ojos de
Calígula, era un festín y un espectáculo gozoso ver rodar cabezas de sus
enemigos. Ofrendaba valiosísimas joyas a su caballo. Grandes satisfacciones le
causaba el hacer el amor con las mujeres de sus adversarios, en presencia de
ellos, etcétera.
Nerón (37 – 68), por su parte, a diferencia del Calígula, si bien no era loco,
pero era extraordinariamente cruel. Hasta mató a su propia madre por intrigas
propias del poder político. Se dice que incendió Roma para remodelarla, aunque
otros dicen que la célebre quema de Roma fue obra de los cristianos que
entonces eran proscritos.
A continuación algunas vistas de la
Roma actual.
El Papa
Benedicto XVI saludando a los turistas el 22 de abril de 2012 (Foto NEH).
Incrédulo yo, no creía la versión de que todos los domingos salía el Papa a
saludar a los turistas del mundo presentes en la histórica Plaza de San Pedro.
Justamente el domingo 22 de abril, cuando a medio día estuve en la misma Plaza
de San Pedro admirando fascinado su arquitectura,
de improviso todo los que estaban ahí, irrumpieron con sonoros aplausos. Tan
inmensa es la Basílica de San Pedro que miré por todos lados para ubicar el
lugar desde dónde estaba el Papa hablando, cuando dirigí la vista hacia donde todos
miraban, allá lejos, en una de las ventanas (en la foto en la ventana se ve un
telar de color rojo oscuro y al Papa de blanco), ¡ahí estaba el Papa Benedicto
XVI en persona! Escuché pasmado sus saludos en todos los idiomas y cuando me di
cuenta estaba yo con mis manos en posición de oración, emocionado al ver y
escuchar al representante de Dios en el planeta Tierra.
Impresionante
monumento de mármol blanco en honor del primer rey de la Italia unificada,
Víctor Manuel II (Foto NEH).
La famosa
Cúpula de la Iglesia de San Pedro, diseñada por Miguel Ángel (Foto NEH).
Obsérvese a los turistas en la Cúpula. Llegar ahí no es fácil, es un largo
camino de ascensión por una angosta escalera. Aun descansando de tramo en
tramo, no había cuándo llegar a la bendita Cúpula; hasta que, al fin, uno llega
y observa maravillado desde el cielo a toda la ciudad de Roma.
Interior del
antiguo Coliseo Romano (Foto NEH). Se construyó en el año 70 d.C. con una capacidad para
50 mil espectadores. La principal atracción era la lucha de los gladiadores
(uno tenía que matar al otro), la pelea del hombre con los leones y la
recreación de grandes guerras. Hoy, el Coliseo Romano (símbolo de la Roma
Imperial), es un lugar turístico y Patrimonio Cultural de la Humanidad.