09 enero, 2014

ONANISMO: el arte (y la ciencia) de la masturbación

ONANISMO 
El arte (y la ciencia) de la masturbación
Gracias a la masturbación en el planeta Tierra recorren grandes ríos de semen y preciados líquidos vaginales desperdiciados, aunque buenos solitarios placeres ganados. Desperdiciados porque tales placeres no conducen a algo sagrado para el cual Dios nos ha dado -Bendito seas- los goces carnales: la procreación. La masturbación, siendo humana (y absolutamente necesaria), ha sido y es practicada desde que el hombre y la mujer aparecen en el orbe y todos ellos han echado mano desde los 15 hasta los 100 años de edad -si se trata de establecer un rango referencial de edad para la masturbación. La masturbación resulta siendo para la sociedad una válvula de escape de los placenteros fuegos internos humanos que entonces explosionan sin tener, necesariamente, al lado a la pareja y sin concebir vidas.
Ya lo dicen quienes frecuentan al acto solitario del placer: la masturbación es un delicado arte que hay que saber hacer bien. La ciencia y la tecnología también vienen interviniendo –está muy bien que sea así- para que el arte sea también ciencia del placer. De uno y de otro –del arte y de la ciencia de la masturbación- hay en la Internet innumerables recetas y técnicas para el buen auto-goce (si cabe el término) a partir del concepto de masturbación; y, ¿qué es la masturbación? Es el arte y la ciencia de conseguir placer sexual sin penetración y sin verter el semen dentro de la vagina. Todas las formas de asirse a los dulces placeres del sexo en las que no hay penetración ni eyaculación vaginal son, dicho sin eufemismos, masturbaciones. El hombre o la mujer que por sí solos logran placer con la manipulación de sus genitales, están masturbándose; el hombre y la mujer estando juntos no penetran o penetrando no eyaculan en la vagina, están masturbándose; un hombre con otro o una mujer con otra, procurándose placer, están masturbándose; el uso del condón, es la más pura y sofisticada masturbación.

El término de onanismo es el eufemismo de masturbación. Suena más elegante. ¿De dónde proviene el vocablo onanismo como sinónimo de masturbación? Cuenta la Biblia que Dios castigó con la muerte al rey Er por no comportarse como debiera; pero, al mismo tiempo, Dios ordenó a Onán, hermano menor de Er, a que se casara, sí o sí, con su cuñada Tamar (viuda de Er) y tener herederos. Onán, ambicioso porque pretendía precipitadamente quedarse con la herencia, pensó así: si yo tengo un hijo con Tamar el reinado determinará que es hijo tardo de Er y la herencia no estará bajo mis dominios. Entonces Onán ideó un ardid: determinó que al hacer relaciones sexuales con Tamar debía derramar el semen fuera de su vagina, acto al que hoy llaman “coitus interruptus”- (“trillada dentro pero sembrada fuera”). Sin embargo, como todos sabemos, el semen que contiene espermatozoides es, para la Ley Divina, un líquido sagrado que sirve para procrear y no para que los pecadores vayan derramándolo en cualquier sitio. Así, Onán estuvo auto-condenado a masturbarse junto a su cuñada y vaya que encontró mil y una formas de hacerlo. Empero, Dios -que ve y sabe todo- se enfadó por tal osadía de Onán y lo mató. Desde entonces Onán es el símbolo de la masturbación a quien la humanidad le debe tributo.

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