02 octubre, 2013

La enseñanza de la Filosofía

LA ENSEÑANZA DE LA FILOSOFÍA
Ponencia presentada al Congreso Mundial de Filosofía (Atenas, 2013)
(Presento ante la opinión de los amigos que leen este Blog, la siguiente entrega cumpliendo mi compromiso de informar sobre el XXIII Congreso Mundial de Filosofía. Esta vez el informe trata acerca de la Ponencia que he presentado al Congreso).

 En mi condición de profesor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos he presentado la ponencia sobre la Enseñanza de la Filosofía al Congreso Mundial de Filosofía que se realizó en la ciudad de Atenas (Grecia) del 04 al 10 de agosto del presente año 2013. La exposición de la ponencia se llevó a cabo el día sábado 10 de agosto a las 14.00 horas (06.00 horas en Lima) en el Aula Nº 641 del pabellón de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Atenas. La coordinación del Aula estuvo a cargo del Dr. Werner Busch, profesor de la Universidad Libre de Berlín, Alemania.
Para una mejor comprensión de la referida ponencia es necesario señalar lo siguiente: no soy filósofo (de profesión), soy administrador; es decir, he estudiado la carrera profesional de Administración en San Marcos, he obtenido el grado académico de magíster y de doctor en Administración. Hace 33 años me dedico a tiempo completo a la docencia y a la investigación en Administración en la Facultad de Ciencias Administrativas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
En todo este tiempo, cada vez más he tenido interés manifiesto por la Filosofía, he comprendido -y ahora estoy convencido-, que la Filosofía es fundamental y necesaria para la docencia universitaria y la investigación; en realidad, fundamental y necesaria para todas las personas, profesionales o no. Es por esta razón que he decidido seguir un segundo doctorado, esta vez, en el Programa de Doctorado en Filosofía en San Marcos y, por esas cosas del destino, me encuentro en el camino con el XXIII Congreso Mundial de Filosofía y consideré importante participar en él con alguna ponencia sobre Filosofía.
Hay muchos temas relacionados a la Filosofía y era necesario determinar uno para presentar al Congreso Mundial. En mis indagaciones he encontrado un tema que me pareció interesante: la Enseñanza de la Filosofía. Mis lecturas acerca de este tema me plantearon, entre otras, las siguientes inquietudes: ¿enseñanza de la filosofía?, ¿qué es Filosofía?, ¿se puede enseñar filosofía?; ¿se debe enseñar filosofía? ¿se puede, se debe, enseñar filosofía en primaria y secundaria?, ¿qué relación hay entre filosofía y educación?, ¿se enseña filosofía en el Perú?, ¿cuánto se ha avanzado en la enseñanza de la filosofía en el Perú (y en el mundo)?, ¿hay filosofía en el Perú?, ¿puede la enseñanza de la filosofía construir la Filosofía como parte de la cultura nacional?, ¿puede un país en el que la educación es tradicional y deficiente, lograr construir un país con filosofía a través de la enseñanza de la filosofía?, ¿puede, a través de la enseñanza de la filosofía, un país como el nuestro tomar la filosofía como importante para su desarrollo o cuando menos admitirla?.
Las reflexiones preliminares y escepticismos míos en torno a tales interrogantes determinaron presentar ante el evento mundial una ponencia a la que titulé La enseñanza de la filosofía en el Perú (Teaching philosophy in Peru). Aunque el tema siempre estará en discusión, trataré en las siguientes líneas plantear algunos argumentos al respecto.
¿Qué es la filosofía?
La filosofía es de tal naturaleza que no admite conceptos. No hay, no debe haber, un concepto acerca de la Filosofía. Filosofía es -en todo caso-, lo que cada quien entiende por ella; y todos nosotros, de alguna manera, tenemos una idea de los que es la Filosofía. Sin embargo, para los propósitos de esta exposición debemos ensayar un concepto acerca de qué debe entenderse por FILOSOFÍA.
La Filosofía es la reflexión  de nuestras existencias en relación a todo cuanto hay en el mundo, en el Universo. El término de reflexión tiene varios sinónimos y con ellos podemos decir que la Filosofía es meditación, contemplación, pensamiento, admiración e interpretación acerca de la existencia humana en el Universo infinito. La filosofía es pensar acerca de nuestra existencia y del por qué de las cosas.
Toda persona humana, por naturaleza innata, tenemos el don o la capacidad para pensar, para reflexionar, es decir, para meditar, contemplar, admirar e interpretar acerca de nuestras vidas (de nuestras muertes) y de todo lo que nos rodea. Todos nosotros, entonces, reflexionamos acerca de nuestras existencias; por consiguiente, todos nosotros somos filósofos. A decir de pensadores como Gramsci, Ortega, Marías, James y otros, “todos somos, de alguna manera, filósofos” porque la reflexión, la meditación, el asombro, el deseo de aproximarnos a la verdad y a lo trascendental, la búsqueda de la felicidad humana, etc. forman parte de la naturaleza humana. Nuestra capacidad de reflexión y de pensamiento es lo que, finalmente, nos distingue de los otros animales irracionales.
Ahora es necesario destacar la relación de la Filosofía con los Conocimientos. La Filosofía está basada en los Conocimientos que tenemos acerca de nosotros mismos y acerca de todo cuanto no rodea. Unos tienen más conocimientos que otros y por eso ellos están en mejores condiciones para una acertada reflexión que aquellos que tienen pocos conocimientos.
Todos nosotros tenemos la innata predisposición hacia el saber, hacia el conocer. Todas las personas deseamos conocer y hacemos cuanto podemos para saber más. Todos nosotros, por nuestra propia naturaleza humana, somos curiosos y deseamos saber. “Todos los hombres tienen el deseo natural de saber”, decía Aristóteles. Por tal razón se dice que la Filosofía es amor a la sabiduría o amor al conocimiento precisamente porque cuanto más sabemos, cuanto más conocemos (de nuestras existencias y de todo cuanto nos rodea) estamos en mejores condiciones de reflexionar, es decir, para filosofar más acertadamente. Cuantos más conocimientos tenemos, nuestras reflexiones se sustentan en argumentos más acertados. Un analfabeto también reflexiona, es decir, filosofa; sólo que su filosofía es limitada porque son limitados sus conocimientos. De niño conocí en mi pueblo a un anciano a quien le admiraba y era un sabio porque sabía  de “todo”; sus reflexiones en la conversación encantaban: era un filósofo, aun siendo analfabeto.
Así, pues, la Filosofía es innata a la persona humana. “Todos somos, de alguna manera, filósofos”.
Educación y filosofía
Ahora bien. ¿Cómo adquirimos nuestros conocimientos que sustentan, fundamentan o argumentan nuestras reflexiones? Los conocimientos adquirimos: a) Con nuestras experiencias adquiridas a lo largo de nuestras vidas. Una persona mayor o un noble anciano, hasta siendo analfabeto, tiene valiosos conocimientos adquiridos en el transcurrir de su vida que le permite tener una mejor y acertada reflexión e interpretación acerca de la vida -y de la muerte-, así como del destino de la humanidad. Y, b) Ante todo, los conocimientos adquirimos con la EDUCACIÓN.
Ante todo, los conocimientos adquirimos con la educación. He aquí la relación directa de la educación con la filosofía. La educación tiene por misión ofrecer y construir conocimientos, formar mentes y personalidades para una mejor y acertada reflexión y, por consiguiente, para afrontar en mejores condiciones las vicisitudes de la  vida. En otras palabras, la Educación es la base de la Filosofía.
Si una persona ha sido bien educada, es decir, tiene una personalidad bien formada en valores y en la creatividad, tiene sólidos conocimientos sobre la matemática, el lenguaje, la lógica, la física, la metafísica, la zoología, la botánica, la química, la religión, la administración, la psicología, la sociología, la economía, el derecho, etc., etc.; entonces, esa persona es un sabio (por cuanto sabe bien todo y de todo); por consiguiente esa persona es un buen filósofo porque sus reflexiones están basadas en sus buenos conocimientos. Aristóteles no encontró mejor forma de ser uno de los mejores filósofos de la humanidad que conociendo bien todo e interesándose por conocer, aún más, de todo; y, aun así, murió sin saberlo todo; corroborando el célebre pensamiento del gran Sócrates que, a pesar de saber todo, decía “sólo sé que nada sé”. La Filosofía es, pues, dialéctica del incesante amor a la sabiduría.
En cambio, si las personas no hemos tenido una buena Educación, es decir, no hemos sido bien formadas en nuestras personalidades, no nos han educado en valores y no tenemos dominios acerca de las matemáticas, lenguaje, lógica, física, química, etc.; entonces, tendremos irremediablemente muchas limitaciones para reflexionar, pensar, filosofar y actuar bien.
Así la buena educación es el prerrequisito indispensable para la Filosofía. Promover la filosofía significa primero promover una buena educación, una educación de calidad, una educación concordante con los nuevos tiempos. Si queremos que las personas reflexionen y filosofen bien y actúen bien, ofrezcámosle una Educación de calidad desde que nacen. Si queremos una sociedad pensante, si queremos construir la Filosofía, ofrezcámosle a la población una buena educación. Un pueblo bien educado es un pueblo de filósofos, un pueblo que piensa y actúa bien; por lo tanto, es –al fin- un pueblo libre encaminándose hacia el ideal de la felicidad humana. “Las naciones marchan hacia la grandeza con el mismo paso con que camina la educación”, decía Simón Bolívar. “Hemos sido un grupo humano o una conjunción de grupos dominados económicamente, primero por el poder español, luego por Inglaterra, ahora por los Estado Unidos. Esto tiene efectos decisivos en nuestra condición. Por eso el único diagnóstico certero de tal condición es el que resalta los lazos de dominación y remite a ellos el subdesarrollo y la alienación”, decía Augusto Salazar Bondy.
En cambio, una mala y deficiente educación, promueve ignorancias; por consiguiente, promueve la pobreza, el conformismo, la dependencia, las guerras, el desamor, el odio, el subdesarrollo; en suma, promueve aún más el sufrimiento de la humanidad.
La educación en el Perú
Si el Perú está como está es porque no tiene una buena educación. Si el Perú sigue siendo -casi por siglos- un país subdesarrollado en el que subsisten incólumes las condiciones de pobreza es porque no tiene aún una educación de calidad. Si en el Perú no hay pensamientos, no hay reflexiones, no hay Filosofía; por consiguiente, no hay verdaderos filósofos (con extraordinarias excepciones) es porque no hemos tenido ni tenemos una educación de calidad.
Por regla general, lo que en el Perú hemos tenido y tenemos es una “educación” (primaria, secundaria, universitaria) para el subdesarrollo, para la pobreza, para la alienación, para el conformismo. Lo que hemos tenido y tenemos es una “educación” que no promueve la creatividad, la reflexión, el pensamiento; por el contrario es una “educación” que lapida tales virtudes. 
Lo que hemos tenido y tenemos es una “educación”  eminentemente memorística. Lo que hemos tenido y tenemos es una “educación” cuyas metodologías de “enseñanza-aprendizaje” crean aversión a las matemáticas, al lenguaje, a la química, a la física, a la lógica, etc.; en general, lo que hemos tenido y tenemos es una “educación” que elimina la avidez natural de la persona humana hacia el saber, hacia el conocimiento. Lo que hemos tenido y tenemos es una “educación” que (de)forma mentes, una educación sin valores, una educación que hace que las personas sean más fácilmente absorbidas por la corrupción y la mediocracia. Lo que hemos tenido y tenemos es una educación calificada como entre las peores del mundo (Informes PISA).
¿Puede haber “enseñanza de la filosofía”?
Si la educación en el Perú está como hemos dicho líneas arriba, resulta imposible la construcción de la Filosofía. Si la educación es de mala calidad, imposible construir el pensamiento. Si la educación es deficiente, imposible formar gente pensante y constructor de la calidad de vida.
La educación en el Perú es arcaica y obsoleta, y sobre esa base imposible construir la Filosofía; imposible construir una sociedad de filósofos, de gente pensante. Así, la educación en el Perú viene a constituirse en antifilosófica.
Aun así, algunos piensan que en tales condiciones se puede y se debe enseñar Filosofía en las escuelas, en los colegios, en las universidades. En efecto se han hecho ensayos de la enseñanza de la filosofía, se enseñan filosofía en algunas escuelas y colegios. Empero,  no muestra avances sostenidos de la filosofía; es más, la enseñanza de la filosofía en el Perú viene a menos cada vez; tanto así que ahora ya casi nadie habla acerca de la enseñanza de la filosofía; ya no se pone el énfasis que en algún momento se ponía a la enseñanza de la filosofía.
En buena cuenta la enseñanza de la filosofía se ha extinguido en el Perú. Por una sencilla razón: La Filosofía no se enseña (ni se aprende) sino la Filosofía se asume, se ejerce en la medida de la calidad de la educación, en la medida de la calidad de sus conocimientos. Así, una persona culta y bien educada asume y ejerce tácitamente la Filosofía, es decir, piensa, reflexiona, filosofa, cuestiona porque posee herramientas mentales para hacerlo.
Por todas las razones expuestas hasta aquí se ha planteado la tesis principal de la Ponencia: no hay, no puede, ni debe haber “enseñanza de la Filosofía”; pues la Filosofía no se enseña (ni se aprende) sino se asume, se ejerce en función del nivel y calidad de la educación. Si queremos que haya Filosofía (y filósofos), si queremos un país pensante encaminado hacia la calidad de vida, en lugar de la “enseñanza de la filosofía” debemos plantear la necesidad imperativa del inicio de un nuevo modelo educativo.
Si sobre la base de una deficiente educación pretendemos “enseñar” Filosofía a los niños, a los adolescentes, a las personas en general, lo que obtenemos es ahuyentar aún más de la Filosofía, lo que logramos es que las personas crean que la Filosofía es un saber más, como las matemáticas, el lenguaje, la química, etc., cuando la filosofía es, ante todo, la vida misma de las personas educadas.

Así, pues, para que haya filosofía y se desarrolle el pensamiento filosófico en el Perú es necesario promover una nueva Educación antes que la  “enseñanza de la filosofía”. Alivia saber que para promover la Filosofía en el Perú no tengamos que preocuparnos por el sinuoso, difícil, costoso y equivocado camino de la “enseñanza de la filosofía” sino preocuparnos por cambiar y desarrollar un nuevo y distinto modelo educativo.


Dedico este escrito al señor Agripino Chuquihuamaní,
intelectual autodidacta interesado en las lecturas, 
en la cultura, en los conocimientos, en la filosofía. 
Por: Nemesio Espinoza Herrera