07 mayo, 2008

LAS PYMES EN EL PERÚ

LAS PEQUEÑAS Y MICROEMPRESAS EN EL PERÚ
Las pequeñas y microempresas (PYMES) en el Perú tienen importantes repercusiones económicas y sociales para el proceso de desarrollo nacional. Las PYMES constituyen más del 98% de todas las empresas existentes en el Perú, crea empleo alrededor del 75% de la PEA y genera riqueza en más de 45% del PBI. Las PYMES constituyen la mejor alternativa para hacer frente al desempleo nacional, especialmente al alarmante desempleo juvenil. En la foto el emporio industrial-comercial de Gamarra (La Victoria, Lima).
Las pequeñas y microempresas en el Perú
Tradicionalmente el acrónimo PYMES, el menos en el Perú, siempre ha significado Pequeñas y microempresas. Con la dación de la última Ley (LEY N° 28015 de julio del 2003) se ha cambiado el acrónimo de PYMES por MYPES como si cambiar el acrónimo significara cambiar la situación de las pequeñas y microempresas. Seguramente en la nueva Ley para las pequeñas y microempresas, que se dice se discute, cambiarán con otras siglas; pero la situación actual de las PYMES seguirá igual. Algunos, erróneamente, usan la sigla PYME para referirse a las pequeñas y medianas empresas. Con estas aclaraciones usaremos el acrónimo PYMES para referirnos exclusivamente a las Pequeñas y microempresas.
Las PYMES y el sector empresarial del Perú
En el Perú actúan millones y millones de empresas. De ellas ¿Cuántas PYMES hay? Para dar respuesta a la pregunta es necesario clasificar a las empresas, según su tamaño, en cuatro grandes clases. 1) Empresas transnacionales, 2) Grandes empresas, 3) Medianas empresas y 4) Pequeñas y microempresas (PYMES).
Resulta que de todas las empresas que hay en el Perú, el 99.72% son PYMES y apenas 0.28% constituyen las empresas transnacionales, grandes y medianas empresas juntas. En otras palabras, de todas las empresas que hay en el país, tres millones y medio son PYMES y apenas 10 mil las otras (transnacionales, grandes y mediana empresas, juntas). Al fin de cuentas, las PYMES constituyen el eje de la economía nacional. Representemos gráficamente la composición cuantitativa de las PYMES en el sector empresarial del país.

Los cálculos efectuados para obtener las cifras anteriormente señaladas se basan en las siguientes fuentes. Según "The Perú Report", en el país deben haber, cuando menos 10 000 empresas entre transnacionales, grandes y medianas empresas. En el ránking que presenta en el documento Peru: The top 10 000 companies 2007, están naturalmente en primer lugar las empresas transnacionales, luego las grandes empresas y en el último tramo las medianas empresas. No están consideradas las PYMES.

Por la parte del sector empresarial de las pequeñas y microempresas en el Perú, a diferencia de las transnacionales, grandes y medianas empresas que son materias de estudios e investigaciones –como el caso por ejemplo el estudio editado por Perú Top Publication al que hemos hecho referencia- las PYMES carecen a estudios que imposibilitan no solo conocer la trascendencia real de las PYMES en la economía nacional sino, como es el caso, imposibilita conocer a ciencia cierta cuántas PYMES hay a nivel nacional. Sin embargo, en nuestro medio existen versiones ya casi trilladas de que en el Perú actúan millones y millones de pequeñas y microempresas.

Según declaraciones periodísticas de personas vinculadas a este sector empresarial se señala que hay más de 3 millones de pequeñas y microempresas en todo el país. Juan Infante, ex presidente de la coordinadora de empresarios de Gamarra y ex director de Prompyme, por citar un ejemplo de una opinión autorizda, afirma que “en el país existen 3.5 millones de PYMES” (Diario El Comercio, 14/10/01). De acuerdo a las anteriores aseveraciones queda establecido, al menos para los propósitos de nuestras exposiciones, que en el Perú hay 3.5 millones de PYMES y diez mil de las otras (empresas transnacionales, grandes y medianas juntas). Por tales consideraciones es que afirmamos que en el Perú el 99.72% del sector empresarial peruano está constituido por las PYMES y apenas el 0.28% por las otras clases de empresas juntas (empresas transnacionales, grandes y medianas).

Las PYMES y la generación del empleo en el Perú
La inexistencia en nuestro medio de estudios sobre la realidad de las PYMES impide sopesar la real dimensión social y económica de este mayoritario sector empresarial. Sin embargo, al igual que en el anterior caso –determinación cuantitativa de las PYMES- existen versiones muy difundidas y trilladas en el sentido de que las pequeñas y microempresas en el Perú da empleo al 75% de la población ocupada que forma parte de la Población Económicamente Activa (PEA). Esto quiere decir que de cada 100 peruanos que están trabajando, 75 están en las PYMES y apenas el 25% de las personas que están trabajando están en las otras empresas (empresas transnacionales, grandes y medianas juntas).

Las PYMES y su contribución a la generación de la riqueza en el Perú
En cuanto a la producción de la riqueza en el Perú se sabe que las PYMES generan más del 45 % del PBI, aunque algunos indican que sobrepasa el 50 %.

LA SITUACIÓN ACTUAL DE LAS PYMES EN EL PERÚ
Las pequeñas y microempresas en el Perú, no obstante a sus notables e innegables contribuciones al desarrollo nacional, están, empero, afrontadas a un conjunto de problemas e inclusive, restadas de importancia. A pesar que las PYMES constituyen el sector empresarial inmensamente mayoritario en el Perú con capacidades demostradas para generar empleo que es el problema principal del país y para contribuir a la generación de la riqueza nacional, sin embargo, no existe una estrategia nacional sostenida que permita promover y desarrollar las PYMES en el Perú.

El caso de las PYMES en el Perú a lo largo de su historia siempre fueron consideradas como un asunto de cuarta o quinta categoría no sólo por el Estado sin por la sociedad misma y, cual paria, las PYMES han venido desarrollándose en el desamparo hasta alcanzar la trascendencia en la vida nacional que hoy tiene gracias a la capacidad y talento de millones de pequeños y microempresarios peruanos anónimos y no necesariamente gracias a una política nacional de promoción y fomento en la que los actores de la sociedad, entre ellas las universidades, por el contrario le han dado las espaldas a las pequeñas y microempresas

En buena cuenta, las PYMES han logrado abrirse camino a punta de "punche" y pulmón de los millones de pequeños y microempresarios peruanos, sin ningún patrocinio del Estado, sin subsidios, sin privilegios de ninguna clase, como sí lo han tenido (y tienen) otros sectores empresariales (empresas transnacionales y las grandes empresas) quienes –a diferencias de las PYMES- están premunidos de enorme capacidad de influencia y negociación política que posibilita hacerse de beneficios tributarios, dólares subsidiados y preferenciales, lobbys, etcétera. Es posible, como ocurre en la historia del Perú, que por ejemplo los grandes empresarios unidos se sienten en la mesa de negociaciones con el Estado para fijar políticas nacionales del desarrollo de su sector empresarial; más eso no ocurre con los pequeños y microempresarios.

Los tres grandes problemas de las PYMES en el Perú

No son tres sino centenares de problemas que las PYMES afrontan en la difícil tarea de generar empleo y riqueza en el Perú. Sin embargo, podríamos jerarquizarlos y señalar que las pequeñas y microempresas en la actualidad afrontan tres grandes problemas vinculantes.

El primer problema principal de las PYMES en el Perú es la inaccesibilidad a los mercados nacionales e internacionales. Si no hay quien los compre sus productos y/o servicios sencillamente la empresa, cualquiera fuera su tamaño, no puede siquiera subsistir. Si la empresa no vende desaparece inexorablemente. Es importante, por consiguiente, afirmar categóricamente que el principal problema de las PYMES en el Perú es la existencia de serias dificultades que impiden penetrar a los mercados (o conquistar clientes) tanto en el ámbito nacional como internacional. En realidad, todo lo que se hace –o debía hacerse- en la empresa como por ejemplo lograr calidad, conseguir más capital, promover las innovaciones tecnológicas, tener un buen personal, conseguir mayores niveles de productividad, etc., es con la finalidad de vender cada vez más y bien.

Resulta, por lo tanto, sumamente importante (vital) poner énfasis en que vender -que significa tener cada vez mejores mercados (o clientes)-, es el objetivo principal de las PYMES (y de cualquier tipo de empresa) al cual convergen muchos otros. Por tal razón decimos que el problema principal de las PYMES en el Perú es la inaccesibilidad a los mercados nacionales e internacionales. No decimos que para las PYMES no hay mercados –porque mercados (clientes) en el Perú y en el mundo hay y de sobra- sino decimos que debido a un conjunto de limitaciones y dificultades de carácter estructural ellas, es decir las PYMES, están impedidas acceder a mercados y a conquistar más y mejores clientes.

El segundo gran problema de las PYMES en el Perú –y vinculado al primero- es que los pequeños y microempresarios no tienen “dinero en la mano” para invertir cada vez más y poder acceder a los mercados nacionales e internacionales. Las PYMES no tienen capital no porque no haya –dinero hay y de sobra- sino porque por una serie de razones las PYMES no pueden hacer uso del dinero o de capitales.

La carencia de políticas gubernamentales promotoras de financiamiento, el alto costo de capital, las restricciones en su otorgamiento principalmente las referidas a las garantías, la falta de una cultura crediticia, constituyen, entre otros, aspectos que repercuten negativamente en las pequeñas y microempresas ya que ellas no pueden hacer frente a sus necesidades financieras para propender su desarrollo. Enorme cantidad de pequeños y microempresarios se encuentran atados pies y manos debido a la falta de capital o a las condiciones extremadamente difíciles para obtener, por ejemplo, créditos. Un gran contingente de jóvenes potencialmente empresarios, por ejemplo, con proyectos en mano, tiene prematuras frustraciones debido a la falta de capital y a la imposibilidad de acceder a fuentes de financiamiento para iniciar sus actividades empresariales..

Un tercer gran problema de las PYMES que dificulta su desarrollo en el Perú -e igualmente vinculado al primero-, es la casi absoluta ausencia de la tecnología. En un contexto de globalización, competitividad y del conocimiento que caracteriza a las sociedades de hoy, es imposible el desarrollo de las empresas (de cualquier tipo) y con mayor razón de las PYMES si es que la ciencia, tecnología e innovación no están activamente presentes en la vida cotidiana de la empresa. La investigación científica es la fuente de la ciencia y tecnología, por consiguiente, si la empresa no investiga o no está vinculada a la investigación científica es imposible la creación y aplicación de nuevas tecnologías para su desarrollo; vale decir, imposible la conquista de más y mejores mercados (clientes). Es en este tema que las universidades –centros eminentemente productores y de transferencia de ciencia, tecnología e innovación a través de las investigaciones científicas- tienen un rol protagónico en la promoción y desarrollo de las PYMES en el Perú. ¿Cómo las PYMES deben desarrollar la tecnología para conquistar más mercados en el Perú y en el mundo?

EL EMPRESARIO: FACTOR CLAVE PARA EL ÉXITO DE LAS PYMES

Lo que significa ser empresario
Casi en la sombra del anonimato y en condiciones difíciles, hay un estrato de peruanos y peruanas que mueven y dinamizan la economía nacional a través de sus pequeños negocios, microempresa o pequeñas empresas, creando riquezas y generando lo que más necesita el país: empleo. Son los heroicos pequeños y microempresarios del Perú.

¿Qué significa ser empresario?. El empresario o la empresaria no es una persona cualquiera, común y corriente. Es, por el contrario, una persona especial; muy especial.

Esto significa que cualquiera persona no puede ser empresario, sino sólo aquellas que reúnan determinadas condiciones especiales, unas innatas y otras adquiridas. En el ámbito empresarial unos pocos nacen (y se hacen) empresarios y muchos otros no. Los habitantes del mundo puede ser divididos en dos: empresarios y los no empresarios. Interpretando a Ortega y Gasset, quien decía que unos pocos nacen para mandar y otros para ser mandados, podemos decir que unos pocos nacen para ser empresarios y otros muchos para no serlos. O parafraseando a José Ingenieros quien decía que el hombre en la vida o es actor o es público; en este caso, el hombre es empresario o no. El sociólogo italiano Wilfredo Pareto, quien aplicó los métodos matemáticos a la economía, decía que en los asuntos económicos unos pocos adquieren mucha importancia y muchos otros no. Parodiando este pensamiento podríamos decir que en una sociedad unos pocos (“minoría vital”) son empresarios y muchos (“mayoría trivial”) no lo son.

¿Quién, en uso de su sano juicio y muy sinceramente, no desearía ser empresario? Todos quisiéramos ser empresarios porque a ellos le envidiamos porque tienen dinero, estatus, libertad, satisfacciones, es patrón, etcétera. Pero ser empresario no se traduce al simple hecho de sólo desear o querer serlo, sino se traduce y se expresa, ante todo, en la cuestión de poder serlo; y son pocos los que realmente pueden serlos. Por ello afirmamos que el empresario o la empresaria es una persona muy especial, no puede ser cualquier persona común y corriente. El empresario es aquel que tiene “la facultad de crear y desarrollar algo prácticamente de la nada y que supone lanzar una empresa, ocuparse de ella, obtener logros y ampliarla, más que contemplarla" (La mentalidad empresaria de Jeffry A. Timmons ).

En otras palabras, el empresario (hombre o mujer) es aquel capaz de traspasar los límites de lo imposible, hacer riqueza de la nada y está siempre premunido de un temple extraordinario; a su cabeza pende una suerte de “espada de Damocles.

Es importante empezar a señalar que en los actuales tiempos y contextos se requiere no sólo empresarios talentosos sino, ante todo, empresarios de nuevo tipo. “En el Perú –dice Claudio Herzca, columnista de Perú21- parece haber dos grupos de empresarios. Uno, que se podría llamar tradicional, representado por la inversión extranjera o nacional, que pretende tener un sistema de gestión moderno –aunque algunos dan mucho que desear- y que suele ser partícipe de un proceso de globalización en términos de mercado. Un segundo se suele denominar “emergente”, y nace del esfuerzo de una nueva generación de peruanos que ven en la creación de empresas la salida a su problema de empleo. Los emergentes nacen chicos, pero muchos son dinámicos: adquieren conocimientos, tecnología y empiezan a crecer, a veces a pesar de un entorno desfavorable. Gradualmente superan la informalidad y demuestran al mercado que “sí pueden”. Los dos grupos tienen pocos vínculos empresariales fuera de aquellos que son propios del mercado. Sin embargo, los dos tienen mucho que aprender del otro. Es tiempo de que se una esfuerzos. Con ello solo habrá ganadores”

El problema de cómo empezar una actividad empresarial

El asunto de la iniciación de negocios es un tema de mucha importancia para el empresariado. Es cierto que en el mundo empresarial la cosa es empezar a andar. “Nadie sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta” dice el proverbio. Bien podrían servir de consejo para los jóvenes interesados en crear pequeñas y microempresas, los siguientes: "caminante, no hay camino; camino se hace al andar"(Machado), “Si quieres ser empresario no hay recetas, ni secretos, ni fórmulas, ni caminos: haz empresa y te convertirás en empresario. “Joven, inténtalo iniciar una empresa, acaso descubras que tienes talento empresarial; no hay otro modo de saberlo”, “cómo puedes descubrir que tienes talento para la natación sino te avientas a la piscina e intentas nadar”, “cómo puedes saber que tienes talento para ser empresario si no te remangas la camisa y empiezas ha hacer empresa?. Para hacer empresa no hay, en verdad, caminos trazados ni procedimientos; empresario –hombre o mujer- se hace haciendo empresa, a punta de punche, pulmón y cerebro. Se forjan en los avatares de abrir trochas y hacer caminos del éxito empresarial. ¿Quieres ser empresario?, pues, haz empresa. No hay otra vía. No hay otra forma.

Rompiendo las barreras psicológicas del inicio de la actividad empresarial
¿Cómo saber si uno puede ser un buen nadador?. Sólo hay un camino: echarse al agua y !nadar!. Para tener éxito como tal, lo primero es que tiene que gustarle la natación, luego tiene que tener capacidades sean adquiridas o innatas y, finalmente, tiene que tomar la decisión de dedicarse a ella. En idéntica forma del caso del nadador talentoso: tiene que aventarse al agua ¿Cómo saber si uno puede ser un empresario o, tanto mejor, un buen empresario?. Sólo hay un camino: echarse a hacer empresa, remangar la camisa y hacer empresa. Para tener éxito como empresario lo primero es que tiene que tener un deseo empecinado de ser empresario. Una persona con vocación empresarial quiere ser empresario no porque sea un desempleado o porque quiera ganar pronto mucho dinero; quiere ser empresario porque tiene algo en su interior que le impulsa, cual catapulta, a hacer empresa y adopta una gran decisión: dedicarse en su vida a hacer empresa contra viento y marea.

En la vida de una empresa, y por lo tanto en la vida del empresario, hay etapas o eventualidades que como puntos de inflexión o puntos de quiebre determinan el destino de la empresa así como del empresario. La primera eventualidad, sin duda la más difícil, es la barrera del inicio del negocio.

Precisamente en la confrontación con esta barrera –cómo y por dónde empezar ha hacer empresa- el potencial empresario pueden tener dos derroteros a saber: o bien tiende, para beneplácito, al éxito; o bien -para beneplácito también-, al fiasco. En ambos casos, sin embargo, aprende. El fracaso en el intento de iniciar una empresas, según el temple de quien aspira ser empresario, o bien determina su retiro definitivo de la aventura empresarial y por lo tanto deberá dedicarse a otra actividad, o bien percibe una "retirada estratégica" -por usar un término bélico- para luego emprender pronto y en mejores condiciones el "salto estratégico" al éxito empresarial.

Esta barrera -iniciar una empresa o un negocio- es altamente discriminante porque de su dialéctica la gente se divide en dos grandes grupos: la mayoría que nunca se atreve iniciar una empresa o si se atreve al primer tropiezo huye despavorida para nunca más volver a intentar; y la minoría con agallas para iniciar y caminar por las sendas del éxito (aunque a costa de mucho sacrificio) o fracasar pero de él aprender para luego volver a intentar hasta lograr encaminar la empresa. Ya hemos dicho que en el ámbito empresarial hay una "minoría vital" que son los empresarios y una "mayoría trivial" los que no lo son. Ya hemos dicho que el camino empresarial es extremadamente sinuoso y para convertirse en un empresario exitoso la persona tiene que haberse caído varias veces, haber sabido levantarse y haber tenido suficientes agallas para proseguir la aventura empresarial.

El asunto en el mundo de los negocios es !empezar!. Naturalmente empezar por lo pequeño y en el camino hacerla grande la empresa. Iniciar una empresa ya es de por sí un gran paso en la aventura empresarial y para hacerlo se requiere valentía y fortaleza inquebrantables. Esto resulta siendo importante en especial para los jóvenes potencialmente empresarios quienes deben ser concientes que el problema es romper con el gran mito que significa iniciar, dar el primer gran paso en la aventura empresarial.

Iniciar o no iniciar la empresa: ese es el dilema para quien por primera vez desea iniciar una actividad empresarial. ¿Y si fracaso? ¿y si no sale bien? ¿y si me equivoco?; son entre otras, interrogantes que pueden impedir romper la barrera de la crisis del inicio empresarial. En suma, el iniciar una empresa –o el iniciar un negocio- es una verdadera y casi infranqueable barrera psicológica. Pero, el empresario por vocación logra superarla porque tiene suficientes agallas para hacerlo y demuestra así tener madera para ser empresario.

Argumentar una serie de “peros” -barreras psicológicas- ("no tengo capital", "yo haría empresa, sólo que no tengo capital", "tengo buenos proyectos pero como no tengo capital no puedo hacerlos realidad", "de qué sirve tanta perorata sobre PYMES si el problema es que no hay capital", "yo iniciaré hacer empresa cuando egrese de la universidad", "no estoy preparado aún para iniciar el negocio", "estoy capacitándome para hacer empresa", "no formo parte de una familia de empresarios", "no tengo experiencia", "temo fracasar ante el primer intento", "soy muy joven, apenas tengo 24 años", etc.; son algunas expresiones frecuentes que pretenden justificar –justificaciones al fin y al cabo- el por qué no inician hacer empresa y en el fondo demuestra a todo el mundo que no tiene madera para ser empresario y acaso no lo sea nunca. No hay duda que el capital, por ejemplo, sea necesario para iniciar un negocio, pero el hecho de que el potencial empresario no tenga capital no es óbice para empezarlo. Hay muchos empresarios que han hecho riqueza virtualmente de la nada. El capital, sin embargo, es acaso, el factor menos importante; si ahí están otros elementos propicios y necesarios y ante todo está presente el talento del empresario, el dinero le seguirá.

ELABORACIÓN DEL PROYECTO EMPRESARIAL PARA UNA PYME

Así como el ingeniero civil para construir un gran edificio o un gran puente primero tiene que hacer un diseño, un plan, un proyecto; o así como el artista para crear una gran obra de escultura primero describe sus características y diseña su trabajo; el empresario que va hacer empresa primero tiene que elaborar un proyecto o un plan, es decir, primero tiene que pensar bien a qué actividad empresarial se va ha dedicar y cómo lo va ha hacer. En los tiempos actuales nadie debe iniciar un negocio o una empresa sin antes pensar bien el qué y el cómo hacer y plasmarlo en un documento denominado Plan de negocio o proyecto empresarial o plan de inversión.

En los tiempos actuales no se debe iniciar una actividad empresarial de manera improvisada o intuitiva. Los empresarios tradicionales de épocas pasadas solían confiar sólo en su intuición y en su sexto sentido para los negocios y tenían éxito debido a un conjunto de circunstancias o contextos apacibles propios de épocas pasadas. Ahora, en un contexto globalizado, turbulento y altamente competitivo, ningún empresario puede aventurarse a crear empresa sin previa planificación. En los tiempos actuales el empresario tiene que necesariamente caminar planificadamente, metódicamente. Esto quiere decir que todo empresario que decide crear un negocio tiene que elaborar rigurosamente un proyecto empresarial.

El proyecto empresarial (o plan de negocio o proyecto de inversión) es un documento en el que el empresario describe las características de la empresa que desea crear. El plan de negocio es un documento en el que el empresario no sólo sustenta la factibilidad, viabilidad y la rentabilidad de sus ideas para iniciar una actividad empresarial sino también es un instrumento necesario para buscar socios e inversionistas.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

muy buen trabajo.. felicitaciones

Anónimo dijo...

Excelente informaciòn, me ha servido de mucho.

Anónimo dijo...

PAVEL OTMARO TORRES MENDEZ
Buen artículo, habría que agregarle que en el Perú, así como nacen los empresarios todos los días, también es cierto que muchas empresas fracasan, se estima que 8 de cada 10 fracasa.
El empresario debe también ser un líder, debe tener condiciones ello va de la mano,

ARMANDO FELIPA HUAMAN dijo...

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Lic. Armando Felipa Huaman dijo...

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Lic. Armando Felipa HUaman.
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ARMANDO FELIPA HUAMAN dijo...

Estimado Amigo N.Espinoza; considero valiosisimo su comentario en mencion a las PYMES EN EL PERU. Ademas de ello las Pymes al 93.5% aportan mucho al Pais,pero los Politicos y sectores como las mismos PYMES NO le dan la importancia necesaria, para su DESARROLLO EMPRESARIAL.
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víctor león dijo...

Creo que las universidades no solo deben dedicarse a lucrar dinero,
si no aportar a los jóvenes los conocimientos,conceptos y técnicas indispensables para lograr que las pymes crezcan y no solo se quede en algo que pudo funcionar.