13 mayo, 2011

SAN MARCOS. REPORTAJE, Cuarta Parte


(Publicado el 12 de mayo del 2011)

REPORTAJE A SAN MARCOS, CUARTA PARTE

HOMENAJE A LOS 460 AÑOS DE VIDA INSTITUCIONAL DE SAN MARCOS

Las anteriores partes de Reportaje a San Marcos, véase en:

http://universidaddemocraciaydesarrollo.blogspot.com/2011/05/reportaje-san-marcos-tercera-parte.html

http://universidaddemocraciaydesarrollo.blogspot.com/2011/03/reportaje-san-marcos-segunda-parte.html

http://nespinozah.blogspot.com/2011/02/reportaje-san-marcos.html

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SAN MARCOS, verdades incómodas


Por Nemesio Espinoza Herrera

CONCEPTUALIZACIÓN DE LA CORRUPCIÓN Y DE LA MEDIOCRACIA EN EL CONTEXTO DE LA UNIVERSIDAD

La corrupción es un fenómeno que va más allá de su carácter puramente pecuniario. Es decir, la corrupción no sólo significa sobornar, cohechar o coimear con dinero contante y sonante para “romper la mano” y lograr indebidamente (des)propósitos que por sí mismo es un acto repugnante y repudiable. La corrupción es aún más perniciosa cuando las “autoridades”:

1. Se hacen de los cargos irregularmente y/o a trompicones y los usan para beneficios particulares.

2. Permanecen asidos a los cargos sin hacer nada para promover el desarrollo institucional.

3. Trasgreden y quebrantan las leyes y las normas.

4. Hacen abuso de autoridad (el que abusa valiéndose del cargo es, en el fondo, además de corrupto, un cobarde).

5. Son mediocres, es decir, no tienen la capacidad para el buen ejercicio del cargo. (La corrupción, en esencia, es mediocridad. Corrupción y mediocracia son siameses).

6. Encubren a otros corruptos (el que blinda al corrupto, es también corrupto).

7. Escamotean dinero mediante maniobras sutiles (subvenciones, por ejemplo).

8. Obtienen y/o usan irregularmente títulos y grados (los falsos doctores y los falsos maestros son, además de estafadores, inmundos corruptos).

9. Construyen “bunkers” (operadores, aduladores, escribas) con dinero del Estado para la captura y mantención del poder para seguir en los cargos o rotando en ellos guiados por sus intereses particulares.

10. Persiguen con amenazas, intimidaciones, castigos y chantajes (mecanismos mafiosos) a quienes osan denunciarlos sus fechorías.

11. Plagian, falsifican, trafican Notas, efectúan pactos de incompetencias y de facilismos o encubren a quienes lo hacen.

12. Ingresan a la docencia, se ratifican en ella y se promueven a categorías superiores con maneras irregulares. También son corruptos aquellos que no justifican su Tiempo Completo o su Dedicación Exclusiva, aquellos que no investigan, que no se capacitan ni se perfeccionan.

13. Compran votos, voluntades y conciencias bajo distintas modalidades.


Corrupción es, en suma, trastocar la moralidad y desnaturalizar los valores en el ejercicio normal y constructivo de la función pública.

Por su parte, la Mediocracia -parafraseando a José Ingenieros- es el poder de la mediocridad, el poder de los mediocres. Mediocracia es el clima de la mediocridad hecho sistema de poder (el mediocre no es nada individualmente; varios juntos alrededor del poder, constituyen un sistema) en el que “nadie vuela porque todos se arrastran”. Mediocracia es la primacía de la mediocridad implantada por las “autoridades” como parte de la cultura organizacional y su existencia -inmune e impune- es condición suficiente para la proliferación de la corrupción.

La corrupción y la mediocracia en la gestión de la Universidad, resultan absolutamente lesivas para San Marcos. Parafraseando a Hessel: sanmarquinos, indignémonos frente a la corrupción y a la mediocracia.


LA TEORÍA DE LOS TRES EJES DE LA UNIVERSIDAD

La concepción acerca de la problemática de San Marcos que aquí se desarrolla, se basa en la Teoría de los Tres Ejes. Esta teoría sostiene que la universidad, por su inherente naturaleza, tiene Tres Ejes fundamentales y simbióticos en el orden jerárquico siguiente:

1. La Investigación Científica
2. La formación profesional
3. La gestión de la Universidad

Esta tríada tiene la siguiente interrelación lógica:

La universidad, aquí y en cualquier parte del mundo, es una institución que prioritariamente produce ciencia, tecnología e innovación a través de la Investigación Científica. Por consiguiente, la Investigación Científica constituye la actividad esencial, distintiva, inmanente de la universidad y es el fundamento y la principal razón de su existencia así como de su quehacer cotidiano.

La Formación Profesional en una universidad –segundo Eje- debe estar basada ineludiblemente en la Investigación Científica. He aquí la necesaria simbiosis de la Investigación Científica con la Formación Profesional. Pretender formar profesionales (de hoy) divorciada de la Investigación Científica constituye un gran fraude perpetrado por una universidad porque, así, es imposible formar profesionales competentes y con niveles adecuados de empleabilidad.

Ahora bien. Para que la Investigación Científica y la Formación Profesional funcionen adecuadamente y logren sus propósitos de manera efectiva se hace absolutamente necesario un Tercer Eje: la Gestión Universitaria, vale decir, la Administración de la universidad. La eficiente y transparente gestión de la universidad es una condición absolutamente indispensable para el logro de la calidad en la investigación científica (Eje Nº1) y en la formación profesional (Eje Nº2).

A la luz de esta Teoría tridimensional es que encontramos a San Marcos con una cruda realidad: 1) No hay producción de la ciencia, tecnología e innovación en términos de los niveles, calidades, exigencias, retos y resultados que los tiempos actuales exigen, debido a que la Investigación Científica en San Marcos, en vez de ser actividad prioritaria, es marginal, secundaria, complementaria, formal, de “quinta categoría”. 2) Como consecuencia inexorable de la anterior situación, San Marcos no tiene –no puede tener- una buena Formación Profesional. Y 3) Las dos anteriores realidades se deben a una causa principal: la gestión de San Marcos es retrógrada, arcaica, anacrónica y en ella prevalece la corrupción y la mediocracia.

Además, la Teoría de los Tres Ejes de la universidad permite no sólo hacer un diagnóstico sino también permite plantear el Pensamiento Estratégico para el desarrollo y transformación de la Universidad a mediano y largo plazo, en el sentido de que San Marcos será la mejor universidad del Perú y una de las mejores de América Latina y del mundo si, y sólo si, en lo inmediato focaliza sus grandes esfuerzos y recursos institucionales en el logro de Tres grandes Objetivos estratégicos: 1) Producir prioritariamente ciencia y tecnología a través de la Investigación Científica en los niveles y calidades que el Siglo XXI y el Tercer Milenio demandan; 2) Formar un nuevo tipo de profesionales con adecuados niveles de empleabilidad y de emprendimiento, de la mano siempre con las investigaciones científicas; y 3) Implementar un nuevo y distinto modelo de gestión de la Universidad en el que la probidad y la eficiencia sean sus características medulares.

EJE Nº 1
LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN SAN MARCOS


Felizmente ya casi resulta trillado el afirmar que la ciencia, tecnología e innovación -cuya fuente es la Investigación Científica-, constituyen en el presente Siglo XXI y Tercer Milenio, los principales factores del desarrollo económico y social de la sociedad peruana. Sin ciencia, tecnología e innovación, vale decir, sin Investigación Científica, sin universidad, es imposible construir el desarrollo nacional que en esencia significa garantizar gradualmente el logro de la calidad de vida de los peruanos. He ahí el rol de San Marcos en la sociedad peruana.

La Investigación Científica como actividad fundamental, distintiva y prioritaria de San Marcos, significa, ante todo, la producción de nuevos conocimientos, la producción de la ciencia, de la tecnología y de las innovaciones; las mismas que deben estar transferidas hacia la sociedad a través de patentes, tesis, trabajos de investigación, artículos científicos, libros, ponencias, descubrimientos e inventos (transferencia tecnológica).

San Marcos, la más grande universidad del país, la más antigua de las universidades del continente americano, la Decana de América, el Alma Mater del Perú; es, sin embargo, una Universidad que se ha anclado en su devenir y rol histórico por una razón principal: es que San Marcos, a pesar de tener todo, no investiga; y si investiga, no investiga en términos de las exigencias, calidades, rendimientos y resultados que las necesidades del desarrollo económico y social del país y del mundo demandan en los tiempos actuales.

Debido a la realidad descrita en el párrafo anterior es que San Marcos no aparece –no puede aparecer- en las estadísticas mundiales de Ciencia y Tecnología ni en los rankings de las mejores universidades del Perú, de América Latina y del mundo elaborados por los organismos nacionales e internacionales fiables. Mientras que la Universidad de Sao Paolo de Brasil, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad de Buenos Aires de Argentina y la Universidad Nacional de Chile -por citar algunos ejemplos- sí están catalogadas como las mejores universidades del orbe, San Marcos está silenciada. Así, San Marcos no ha logrado –en todo caso ha perdido- el liderazgo y el posicionamiento mundial, regional y nacional.

San Marcos va ser calificada como la mejor universidad del Perú, como la mejor de América Latina y como una de las mejores del mundo, no porque sea la más antigua del país y de la región, o porque sea la Decana de América, o porque sea la Universidad emblemática nacional o porque tenga el mayor presupuesto del Estado. No. San Marcos va a ser calificada como la mejor universidad si, y sólo si, investiga; pero bien y, por consiguiente si, y sólo si, tiene una producción científica y tecnológica de calidad reputada.

Empero, San Marcos está aún muy lejos de ser calificada como la mejor (del Perú y del mundo) porque es una universidad eminentemente profesionalizante que toma a las investigaciones científicas como una actividad accesoria, marginal; como un asunto de “quinta categoría”, como “la última rueda del coche”. En San Marcos, los docentes y los estudiantes no están involucrados realmente en las labores de investigación científica de modo que –por regla general- los profesores “enseñan” y los alumnos “aprenden”, sin investigar.

Así, San Marcos, a lo mucho, es una universidad meramente receptora y difusora –aún así, con serias deficiencias y limitaciones- de las ciencias y tecnologías foráneas provenientes de países desarrollados. En tales condiciones, San Marcos seguirá siendo una más de las universidades, más no la mejor que queremos en el Perú y en América Latina; y, como consecuencia el Perú seguirá siendo subdesarrollado.

En el Perú, debiendo -y de lejos- ser la primera Universidad del país, San Marcos es, injustificadamente, “segundona” (o “tercerona”) en el Perú, pues, según algunos estudios -aunque no necesariamente de envergadura ni con rigurosidad científica-, señalan que San Marcos es la segunda o tercera universidad después de la Cayetano Heredia y/o de La Católica en el asunto de la Investigación Científica. Esto quiere decir que San Marcos sí “investiga”, cómo no; sí tiene “producción científica”, cómo no (aunque sólo representada por publicaciones y no por patentes que según el último dato estadística 2009 sólo tiene una); empero, se investiga no en las formas, contenidos, niveles, calidades ni resultados que el mundo y el Perú actual necesitan para su desarrollo.

Aun si San Marcos es la segunda (o tercera, o cuarta) universidad peruana en materia de investigación es gracias a los verdaderos investigadores sanmarquinos que pese a condiciones adversas hacen denodados esfuerzos en producir ciencia y tecnología; no se debe a políticas o a acciones institucionales. Especial deuda tiene el Perú con los investigadores científicos sanmarquinos, que los hay -y de los buenos- en San Marcos.


Principales asuntos relacionados a la Investigación Científica en San Marcos

1) La inexistencia de la enseñanza de la ciencia y de la formación de investigadores científicos en San Marcos.

Si revisamos las estructuras curriculares de las distintas facultades de San Marcos, notaremos que no hay una línea troncal planificada y sistemática de enseñanza de la Ciencia como tampoco de la formación de investigadores científicos. Ambas –formación de científicos y enseñanza de la Ciencia- siendo actividades transversales ineludibles en una universidad, por consiguiente actividades de todas, absolutamente de todas las facultades, en San Marcos simplemente son inexistentes; señales que muestran que a la universidad emblemática del Perú no le interesa prioritariamente la ciencia-tecnología y tampoco está interesada en competir en un futuro próximo con las mejores universidades del Perú y del mundo.

En algunos casos sólo hay salpicones de cursos sueltos y aislados sobre la Ciencia y la Investigación Científica; por ahí, por ejemplo, aparece el curso Metodología Científica, en otro, Seminario de Tesis; y así. La epistemología, la filosofía de la ciencia, historia de la ciencia, las metodologías de la investigación científica, la elaboración de trabajos de investigación científica, entre ellos la Tesis, la práctica de las investigaciones científicas, etc., son asuntos ajenos en el quehacer cotidiano del proceso de la formación profesional de la gran mayoría de los sanmarquinos, cuando debían ser actividades cotidianas, fundamentales y prioritarias.

Es una exigencia para San Marcos de hoy que la enseñanza de la Ciencia y la formación de investigadores científicos sean actividades prioritarias de todas y cada de sus 20 facultades desde el primer Ciclo hasta el último; absolutamente de todas las facultades, pues no hay –ni puede haber- una Facultad, una “carrera profesional” universitaria que no tenga de ciencia, que no sea científica.

Esta realidad de San Marcos demanda con premura un verdadero proceso de reestructuración curricular como política institucional, a fin de convertir en estructuras y estrategias curriculares en científicas propias de una verdadera universidad competitiva y moderna.

2) La vigencia del nefasto bachillerato automático en San Marcos

Uno de los subrepticios y perniciosos atentados contra San Marcos (y contra la universidad peruana) se perpetró con el nefasto Bachillerato Automático. ¿Cómo es posible que San Marcos -la Universidad emblemática del Perú, la Decana de América, la Universidad que hasta “Vicerrectorado de Investigación” tiene-, haya permitido (y permita) durante muchos años la vigencia de esta descomunal afrenta? ¿Cómo es posible que en la más grande y antigua Universidad del Perú se siga otorgando “automáticamente” (y alegremente) el grado de Bachiller a quienes no acreditan formación y experiencia en las labores de la investigación científica? ¿Qué profesional sanmarquino -en pleno Siglo XXI y en el Tercer Milenio- puede ser competitivo y tener adecuados niveles de empleabilidad si no está formado en la Ciencia, sino tiene una cultura científica, una base y una actitud científica? Ninguno. He ahí la explicación de por qué no hay una buena formación profesional y del por qué hay preocupantes niveles de desempleo y subempleo profesional.

El infausto bachillerato automático trastoca la esencia misma de San Marcos. Es una verdadera farsa, es un fraude escandaloso. Empero, los gestores de San Marcos, y especialmente los del denominado “Vicerrectorado de Investigación”, siguen plácidamente aplicando hasta ahora el lesivo “bachillerato automático”. Nunca hubo, por parte de los administradores de San Marcos, un sostenido pronunciamiento y acción institucional en su contra, nunca han hecho nada para erradicarlo.

Extraordinario avance tendrá San Marcos –y el Perú- desde el momento en que el bachillerato automático sea abolido para siempre de una vez por todas y en su lugar se implemente la enseñanza obligatoria de la Ciencia y la formación de investigadores en todas las facultades y se reivindique la obligatoriedad de presentación y aprobación de trabajos de investigación para el otorgamiento del grado académico de Bachiller; así, docentes y estudiantes estarán involucrados en las labores de la Investigación Científica. Y así, San Marcos, al fin, será grande y estará en condiciones de competir con las mejores universidades del mundo.

3) El carácter profesionalizante de los estudios de postgrado en San Marcos

No sólo en los estudios de pregrado de San Marcos se manifiesta el carácter eminentemente profesionalizante en la formación profesional por estar divorciada de las investigaciones, porque no se les da importancia a ellas, no se enseña la Ciencia, no se forma investigadores y porque subsiste el nocivo “bachillerato automático”. Para complemento de la desdicha, los estudios de postgrado en San Marcos (maestrías y doctorados), debiendo ser programas eminentemente de Investigación Científica, vale decir, de producción de la ciencia y tecnología, las “autoridades” de la Universidad y las de la Escuela de Postgrado han convertido en programas de “profesionalización” a la usanza de pregrado.

En San Marcos está distorsionado –tan igual como está en las demás universidades del país- el concepto y la filosofía de la naturaleza de los estudios de postgrado. La esencia de los estudios de Postgrado es perfeccionar investigadores científicos y catedráticos de alto nivel; pero, ante todo, la esencia de los programas de postgrado es que son centros eminentemente de Investigación Científica, centros de producción de la ciencia, tecnología e innovación plasmadas o contenidas en las Tesis de Postgrado.
Los estudios de postgrado en vez de ser concebidos como programas de Investigación Científica -por consiguiente, como centros de producción científica y tecnológica- están vistos por los administradores de San Marcos más como centros de generación de recursos económicos. El prurito del afán mercantilista de buscar rentabilidad en términos pecuniarios por parte de los gestores de San Marcos (los ingresos por los estudios de posgrado constituyen la principal fuente de los recursos propios), hace que los estudios de postgrado estén lejos, en términos cualitativos, de lo que significa un verdadero programa de postgrado.

En los contextos señalados, los estudios de postgrado en San Marcos, al igual que en pregrado, mantienen incólumes vetustas metodologías de “enseñanza-aprendizaje”, en los que los “alumnos” o “estudiantes” de postgrado, deben “aprender” y los profesores de postgrado “enseñar”. (Téngase en cuenta que el que sigue los estudios de postgrado, en maestrías y doctorados, no son “estudiantes” o “alumnos” –es una afrenta llamarlos así-; son, más bien, profesionales de distintas disciplinas que están ahí, en postgrado, para investigar, para construir conocimientos, inventar, crear, generar tecnologías, innovaciones que el país necesita para su desarrollo).

En los programas de postgrado hasta los exámenes siguen vigentes a la usanza de pregrado. Al igual que en pregrado, en postgrado, los asuntos vinculados a la Investigación Científica son marginales. Téngase en cuenta –además- que la absoluta mayoría de los que siguen estudios de postgrado son profesionales sin formación como investigadores y sin experiencia en las labores de la Investigación Científica, entre otras cosas, por el repudiable bachillerato automático.

En tales condiciones es imposible competir con las mejores universidades del mundo.

Resulta una hidalguía reconocer que las autoridades de la Universidad, especialmente del ámbito de postgrado y de la investigación, no han establecido las grandes políticas institucionales de desarrollo de la investigación científica concordante con las necesidades de la producción científica que el desarrollo del país demanda, haciendo que los estudios de postgrado sean también programas de formación profesional.

San Marcos, en el ámbito de los estudios de postgrado, necesita a los Peña Cabrera, a los Sanz, a los Lizárraga para visualizar a una San Marcos de cara al futuro, en la que los programas de maestría y doctorado sean baluartes de la Investigación Científica y las Tesis de magísteres y doctores sean verdaderos portadores de la ciencia, tecnología e innovación para el desarrollo del país y no como ocurre hoy que las Tesis no reúnen las características epistemológicas, metodológicas y de las rigurosidades científicas.

Alegra saber que en la página Web de San Marcos últimamente (marzo 2011) haya aparecido el eslogan: “En la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en pregrado forma profesionales, en postgrado forma lideres en docencia e investigación”. Pero, entristece saber que sólo sea eso: un lema, abismalmente distante de la realidad.

4) Los catedráticos y la investigación científica en San Marcos

El docente es la pieza clave en el asunto de la Investigación Científica. El catedrático -más allá del simple concepto de profesor universitario- no es, pues, un docente de primaria ni de secundaria; no es un albañil, tampoco un gerente pragmático, menos un profesional desempleado (o subempleado) que “cachuelea” en la universidad. No. El verdadero catedrático –en la magnificencia de lo que significa tal estatus- es, ante todo, un investigador por antonomasia y por vocación; un intelectual, un científico, un filósofo, un maestro, un doctor que accede a la cátedra y asciende a categorías superiores en razón a su producción científica y/o intelectual, vale decir, en razón de las investigaciones, publicaciones, inventos, patentes que realiza y a los que dedica todo su tiempo.

En tal sentido, San Marcos necesita en las cátedras a los Porras Barrenechea, a los José María Arguedas, a los Cayetano Heredia, a los Santiago Antúnez de Mayolo, a los Jorge Basadre, a los Pablo Macera, a los Ruth Shady, a los Marco Martos, etc.; pues sus actividades cotidianas en las aulas y talleres se basan en las investigaciones.

En San Marcos hay 3,060 docentes. De ellos sólo el 44.4% se dedican a las investigaciones (de ellos apenas el 12% son ¡doctores!). Es decir, el 55.6% de “catedráticos” ¡no investigan! y hay poquísimos doctores investigando. He aquí la explicación de por qué San Marcos no aparece –no podía aparecer- en las estadísticas ni en los ránkings de las mejores universidades del mundo porque la mayoría de sus “catedráticos” no investigan. Hasta los pocos docentes sanmarquinos que investigan (44%) no lo hacen en términos de calidad y resultados esperados, porque los CON/CON, SIN/SIN y otros ritos al que se suma problemas irresolutos de financiamiento, de equipos, de infraestructuras, etc., son condiciones que permanecen incólumes durante décadas gracias a las desidias de las “autoridades” que no hacen nada por cambiarlas.

¿Cómo así, entonces, en San Marcos de cada 100 profesores, 56 no investigan; empero, son catedráticos? ¿Cómo, entonces, hasta siendo docentes en la categoría de Principales y a Tiempo Completo o a Dedicación Exclusiva no investigan y no tienen producción científica y/o intelectual; empero, son catedráticos? La explicación es que ellos acceden a la cátedra –o se mantienen en ella y hasta ascienden a categorías superiores o son a Tiempo Completo o a Dedicación Exclusiva-, no necesariamente por la vocación hacia las investigaciones y por su dedicación a ellas, sino por la prevalencia de otras razones (irracionalidades, corrupción, compadrazgos, etc.).

Es decir, San Marcos debía tener sólo 1,346 docentes que investigan y no los 3,060 porque aquel que no investiga no puede ser –no debe ser- docente universitario. San Marcos será grande y competitiva si el 100% de sus catedráticos investigan; y bien. (Es que la Universidad es un centro de sabios, no de sabidos).

5) La inexistencia de la Divulgación Científica en San Marcos

La ciencia, tecnología e innovación –productos finales de la Investigación Científica- deben ser necesariamente enseñadas y divulgadas. Empero, en San Marcos, no sólo es inexistente la producción científica en términos de calidad y resultados que hoy se demanda, no sólo no se enseña la ciencia ni se forman científicos; sino, lo que es más preocupante aún, en San Marcos es inexistente un sistema institucionalizado y sostenido de Divulgación Científica.

La Divulgación Científica –más allá de la difusión, comunicación y del periodismo científico- es un sistema de actividades interrelacionadas de popularización de la ciencia y tiene el propósito trascendental de generar en la sociedad la necesaria cultura científica. La Divulgación Científica tiene la misión de masificar la ciencia, de convertir la ciencia especializada, enigmática, compleja y de élite en ciencia popular. La Divulgación Científica debe diseminar la ciencia en la población a fin de que ésta interprete y comprenda su importancia en el desarrollo humano y la apoye.

La Divulgación Científica contribuye así al necesario proceso de alfabetización científica de la sociedad. Es fácil comprender que el Perú, un país en el que la cultura científica es incipiente, necesita la Divulgación Científica. La popularización o la masificación de la ciencia y tecnología que conduce a la configuración de la cultura científica nacional es una condición absolutamente necesaria para promover el desarrollo del país.

La Divulgación Científica, por consiguiente, es un concepto económico, político y social y trasciende hacia la sociedad entera. Precisamente en este contexto se ubica el rol de la Universidad en el proceso de la Divulgación Científica. Es inviable la popularización y la alfabetización científica nacional sin la iniciativa y activa participación protagónica de la Universidad en el proceso de la Divulgación Científica, por consiguiente, todo esfuerzo nacional de divulgación de la ciencia y tecnología como camino hacia la alfabetización científica del país, tiene que partir necesariamente de las canteras de la Universidad y San Marcos, como la más grande e histórica universidad emblemática del Perú, tiene la responsabilidad social de contribuir al proceso de la popularización y de la alfabetización científica del país; empero, las “autoridades” de San Marcos no asumen tal responsabilidad.

Mientras que otras universidades pares en América Latina tienen Unidades y equipos humanos trabajando muy activamente por la Divulgación Científica, en San Marcos no. (En realidad ninguna universidad peruana tiene una iniciativa de Divulgación Científica; pero, eso es de lo menos, lo que importa es San Marcos). Es más, no sólo San Marcos no contribuye al necesario proceso de popularización nacional de la ciencia sino, lo que es más preocupante aún, en San Marcos no existe la Divulgación Científica hasta en su propio recinto. En otras palabras –aunque resulta paradójico decirlo- San Marcos necesita un proceso de alfabetización científica interna.

La Divulgación Científica procede a través de diversos medios, entre ellos: publicación de revistas científicas indizadas (o indexadas) y de difusión popular de la ciencia, museos (de Astronomía, de la Vida, del Cielo, de Telecomunicaciones, de la Antropología, de las Ciencias de la Tierra, del Arte, del Universo, de la Historia Natural, de la Biología, etc.), espacios culturales, exhibiciones itinerantes, televisión, radio, jardines botánicos, periódicos, portales electrónicos, etcétera.

San Marcos tiene entre sus grandes riquezas –ojalá que hubieran muchas más- hasta tres museos, un jardín botánico, un Centro Cultural, una página institucional electrónica (San Marcos calificada como la universidad con mejor portal Web), un periódico (San Marcos al Día), TV San Marcos (desconocido) y –acaso lo más importante- la publicación de revistas, una por Facultad (debiendo ser revistas científicas en términos de Research Journals, no son tales aunque con una u otra excepción) en las que se difunden artículos de circulación muy restringida aun en sus propios ámbitos. Empero, todos estos medios de Divulgación Científica en San Marcos; funcionan por inercia y de manera aislada. No obstante a esta inmensa fortuna que tiene San Marcos sus gestores la desaprovechan y no instituyen la Divulgación Científica. Gracias a sus administradores, San Marcos teniendo todo, no tiene nada en términos de la Divulgación Científica.

6) La inexistencia de Áreas, Líneas y Programas ejes de Investigación Científica en San Marcos

Es impresionante la deplorable realidad de San Marcos en la que sus gestores, incluido los del denominado “Vicerrectorado de Investigación”, no se hayan dado el trabajo de generar todo un movimiento institucional para establecer algo fundamental en el proceso de la promoción y desarrollo de las investigaciones científicas: el establecimiento de las grandes líneas y programas rectores de Investigación Científica en San Marcos concordantes con las necesidades del desarrollo del país y como parte de una política institucional.

Según sus ventajas comparativas y competitivas de San Marcos ¿en qué Áreas de investigación, y dentro de ellas, en qué Líneas y Programas de investigación debe focalizar sus esfuerzos y recursos para promover sostenidamente el desarrollo de la ciencia y tecnología? No se sabe. Es decir, en San Marcos, gracias a la incuria de sus gestores, las actividades relacionadas a las investigaciones científicas que vienen realizándose a costa de grandes recursos, están llevándose a cabo –es lamentable decirlo- de manera espontánea, sin planes, a la deriva, sin norte, sin prioridades, conforme a la dinámica de las realidades aleatorias.

En el caso de pregrado y en el de los estudios de postgrado de San Marcos el tema de las áreas, líneas y programas ejes y prioritarios de investigación científica resulta siendo aún más dramáticos, porque no existen por una simple lógica: si no existen áreas, líneas y programas ejes de investigación como parte de la política institucional, menos podrían tener las facultades y las unidades de postgrado -salvo “creaciones heroicas” aisladas que tampoco conducen al logro de resultados-.

Es decir, en San Marcos, tanto en los estudios de pre y postgrado no existen áreas, líneas y programas ejes prioritarios de investigación científica en sus propios ámbitos de modo que se “investiga” cualquier tema menos lo que prioritariamente pueden y deben hacerse, y bien; según sus ventajas competitivas y según las necesidades de ciencia y tecnología que el Perú demanda para su desarrollo.

En lo que corresponde a las investigaciones científicas en el país y específicamente en lo que concierne a las prioritarias áreas, líneas y programas de investigación, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONCYTEC) -que ya debió convertirse en el Ministerio de Ciencia y Tecnología- ha planteado, y de muy buena manera, un Plan Nacional de Ciencia y Tecnología y dentro de él las áreas, líneas y programas ejes de investigación científica concordantes con las necesidades del desarrollo económico y social del país a los cuales debían las universidades, entre ellas San Marcos, adecuarse.

7) La carencia de fuentes de financiamiento de la Investigación

Demostrando que lo más importante es estar en los cargos, en lugar de hacer algo para su cambio y desarrollo, los gestores de San Marcos, especialmente los del llamado “Vicerrectorado de Investigación”, han permitido que los profesores de San Marcos participen en los mismos ritos de investigación a través de procesos denominados CON/CON, CON/SIN, SIN/SIN y en las mismas exactas condiciones de hace décadas en cuanto a sus procedimientos burocráticos, formatos y financiamientos. Un docente responsable de un proyecto de investigación “aprobado” y su “equipo de investigadores” disponen –como hace décadas- de cuatro mil soles al año para producir ciencia (nuevos conocimientos), tecnología e innovación. Inverosímil.

Hasta ahora el Programa de Proyectos Multidisciplinarios que debía repotencializarse y al que debía darse una mayor importancia, cobertura y financiamiento, permanece igual. Téngase en cuenta que en los actuales tiempos los proyectos de investigación tienen que ser prioritariamente multidisciplinarios ejecutados por equipos humanos de investigadores interdisciplinarios adecuadamente financiados.

El tiempo y los resultados se han encargado de demostrar que los administradores de la Universidad, en especial los del “Vicerrectorado de Investigación”, carecen de iniciativas para establecer y ejecutar nuevos procedimientos en los procesos de la Investigación Científica así como para crear y hacer uso efectivo de fuentes de financiamiento nacionales e internacionales. Al respecto sólo se limitan a mencionar como fuentes de financiamiento a: CONCYTEC, INCAGRO, CORDIS, Canadá, CAROLINA, Fulbright, Universidad de Salamanca; punto.

Es que para ellos el asunto de la ciencia y tecnología, así como el de las investigaciones científicas no tiene mayor relevancia en la Universidad y creen que deben estar así como están, por siempre.

8) La pseudoacreditación en San Marcos

La verdadera acreditación nacional e internacional de una universidad, significa esencialmente y ante todo, calidad y resultados de la Investigación Científica; y sobre esa base la calidad y resultados de la formación profesional. No fundar el tema de la acreditación de San Marcos esencialmente sobre la base de la Investigación Científica es simplemente mediatizar y distorsionar el concepto primigenio y la naturaleza inmanente de la acreditación universitaria.

Decir que la Universidad o tal Facultad está acreditada “nacional e internacionalmente”, pero que en ellas las investigaciones científicas –es decir la producción de la ciencia, tecnología e innovación- no son prioritarias ni están en los niveles de calidad y resultados que debieran tener; entonces tal acreditación Universitaria es espuria, un embuste, un fraude; y cuando se usa tal situación en discursos y/o en la publicidad, es demagogia interesada.

La verdadera acreditación de la Universidad o de la Facultad certifica que: 1) La Investigación Científica es de calidad, 2) Que la formación profesional es buena porque se funda en las investigaciones científicas; y, 3) La gestión es transparente y eficiente. No puede llamarse acreditación cuando en la Universidad o en la Facultad: 1) no se investiga (y bien), 2) no forma profesionales competentes de la mano con la Investigación Científica; y 3) tienen una gestión corrupta y mediocre. En tales condiciones imposible la verdadera acreditación universitaria.
En San Marcos hay, inclusive, la denominada Oficina Central de Calidad y Acreditación (OCCAA) que desde su creación (2003) sus gestores se han limitado prioritariamente a organizar cursos de capacitación, a generar recursos y no a gestar e implementar una política y cultura institucional sostenida de calidad universitaria que califique para la autoevaluación, para la acreditación nacional e internacional de San Marcos y abra las oportunidades para, a mediano y largo plazo, convertirse en una de las mejores universidades del mundo.

Es más. Cada Facultad en San Marcos tiene sus OCCAAs que implica erogaciones económicas (jefaturas, oficinas, personal, equipos, recursos) que por obvias razones -al no existir políticas institucionales de la verdadera acreditación universitaria- no logran resultados y están enfrascadas en actividades de “autoevaluación” o de capacitación sin tener en cuenta prioritariamente el asunto de las investigaciones científicas.

Sin embargo, resultan siendo importantes los trabajos pioneros realizados en las facultades de Medicina, Odontología, Ingeniería Industrial y Contabilidad de San Marcos, pues han hecho esfuerzos en la busqueda de la acreditación; pero, el camino de la verdadera acreditación de San Marcos no va por el lado de hacerse certificar en la evaluación de la “carrera profesional” per se o de la abstracta “calidad educativa”, sino por el lado de lograr certificaciones internacionales de acreditación sobre la base de la calidad de las investigaciones científicas; es decir, sobre la base de la calidad en la producción de ciencia y tecnología.

Es así que en San Marcos, el asunto muy en boga de la acreditación universitaria no sólo se ha anclado sino ha retrocedido, entre otras cosas porque se pretende acreditar de espaldas al asunto de la Investigación Científica y forzar gregariamente la “aplicación” dogmática de la denominada Ley del SINEACE (Ley 28740, Ley del Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa del 2006), cuyo espíritu es más para la “educación” y “pedagogía” primaria y secundaría (en su concepción tradicional) y no para la Universidad que tiene su propia realidad y en la que la Investigación Científica es la principal prioridad. También porque se pretende constreñir el tema de la acreditación universitaria al denominado “modelo” CONEAU (Consejo de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad de la Educación Superior Universitaria), un modelo arcaico orientado a la “acreditación de las carreras profesionales universitarias (en la modalidad a distancia)” a la usanza de una universidad tradicional.

A propósito, el 11 de marzo del presente año 2011 en una ceremonia especial, la empresa Riev SC (Red Internacional de Evaluadores), ha otorgado un “certificado de acreditación internacional” a San Marcos. Empero, no es el tipo de “acreditación internacional” que San Marcos necesita para su posicionamiento mundial sostenido ¿Cuánto costó esta parafernalia con ribetes de fraude, incluyendo dos avisos a toda página en el diario El Comercio con vergonzantes errores? ¿Quiénes están jugando con San Marcos?

9) La inexistencia de vinculaciones de San Marcos para las investigaciones científicas.

San Marcos es una universidad burbuja. Se encuentra de espalda a la sociedad nacional e internacional pese a que la Oficina General de Cooperación y Relaciones Interinstitucionales presenta una relación de centenares de convenios nacionales e internacionales “vigentes”; empero, la gran mayoría –por no decir la totalidad- de ellos están desactivados por inercia y sólo existen en papeles físicos y electrónicos protocolares.

En el caso de los convenios internacionales resultan siendo meras declaratorias generales y marcos que se firman como parte de los rituales cuando alguna autoridad de la Universidad hace visitas pagadas al extranjero. La referida oficina, en vez de limitarse a hacer una relación de convenios, debía informar al país sobre sus resultados y beneficios concretos para San Marcos, especialmente en materia de las investigaciones (cuántos investigadores se han intercambiado, cuántos proyectos de investigación se ejecutan, etc.), con “España, Alemania, Francia, coordinaciones con universidades de Corea, Japón y Taiwán”, países y universidades a los que dice estar vinculada San Marcos. Es que no hay resultados concretos de trascendencia. No hay repercusiones de estos “convenios” en el asunto de la Investigación Científica.
Los más de cuatro millones de empresas que hay en el Perú (sin hacer referencia a una gran población empresarial en Latinoamérica), de las cuales el 98% son pequeñas y microempresas (PYMES), constituyen para San Marcos enorme cantidad de laboratorios de investigaciones, en los que docentes y estudiantes de pre y postgrado debían estar realizando investigaciones, en vez de estar entre las cuatro paredes; pero, al no existir una vinculación sostenida con las empresas y/o con los gremios y/o conglomerados empresariales, San Marcos desperdicia esta descomunal infraestructura para las investigaciones científicas.

Igualmente San Marcos desaprovecha una enorme potencialidad de recursos para las investigaciones simplemente porque no está vinculada activa y sostenidamente a los organismos del Estado (Ejecutivo, Judicial, Legislativo), ni a los gobiernos regionales y locales que son verdaderos laboratorios. En el ámbito internacional igualmente San Marcos disipa una enorme riqueza para las investigaciones porque no existe una vinculación efectiva con los países desarrollados y con las más grandes universidades del mundo.
La nula participación de San Marcos en iniciativas para promover las incubadoras empresariales de base tecnológica y de los parques tecnológicos así como la inexistente participación de la Universidad en iniciativas de creación de Museos, de espacios culturales, museos y exhibiciones itinerantes, Divulgación Científica, etc., hace que San Marcos no esté vinculada al quehacer científico del país.

10) El “Vicerrectorado de Investigación”: irracionalidades y burocracias en San Marcos

Hace algunos años el Consejo Superior de Investigaciones, con poco personal, con poca burocracia; por consiguiente, con el consumo de pocos recursos, marchaba bien, aunque no a pasos que debía hacerlo. Ahora el llamado “Vicerrectorado de Investigación” convierte a San Marcos en una universidad en la que las investigaciones científicas no son prioritarias ni actividades fundamentales de su quehacer cotidiano. El denominado “Vicerrectorado de Investigación” entorpece aún más el asunto de las investigaciones científicas y hace de San Marcos una universidad eminentemente profesionalizante, inerme para competir con las mejores universidades del mundo.

San Marcos está vista como el “regalo de los dioses” con la creación del “Vicerrectorado de Investigación”. Si antes había 10 funcionarios, ahora hay 60; si antes había unas cuantas oficinas, ahora hay por decenas; si antes se gastaba un sol, ahora se gasta mil; sin antes el principal funcionario trabajaba en la sencillez, ahora hay un vicerrector que tiene su séquito de secretarias, asistentes, asesores, seguridad, protocolos, etc., absolutamente convencidos que todo eso corresponde a su halo de vicerrector. No obstante, si antes la productividad era 40% ahora es 1%, por graficar de alguna manera.

Sin lugar a dudas –que alguien demuestre lo contrario- el ámbito de las investigaciones científicas en San Marcos, debiendo haber logrado grandes pasos hacia su desarrollo sostenido, ha retrocedido seriamente con la creación y mantención de la pesada burocracia del “Vicerrectorado de Investigación”. Los hechos anotados (inexistencia de la enseñanza de la ciencia y formación de investigadores, vigencia del bachillerato automático, postgrado profesionalizante, docentes que no investigan, carencia de la Divulgación Científica, privación de áreas y líneas de investigación, investigaciones sin financiamientos, la pseudoacreditación, inexistencia de las vinculaciones para las investigaciones, etc.), corroboran el evidente reflujo del ámbito de las investigaciones en San Marcos.

El denominado “Vicerrectorado de Investigación”, ofuscado en sus propias ambigüedades, subjetividades y retóricas de sus documentos normativos y formales, ha “creado” sendos órganos oficinescos: el Consejo Superior de Investigaciones, el Consejo de Gestión de la Investigación y el Consejo de Transferencia e Innovación, cada uno con sus respectivos “órganos de dirección, de asesoría, de línea” y personal administrativo.

Esta irracional burocracia que se ha montado en San Marcos, carente en lo absoluto de políticas institucionales orientadas hacia la promoción sostenida de la producción de la ciencia, tecnología e innovación para el desarrollo del país, ha terminado también por convertir a los Institutos y Unidades de Investigación de las facultades en meras oficinas de Mesas de Partes, con no pocas excepciones; pues hay facultades en las que el Instituto de Investigación esta pintado, consumiendo costosos recursos (dinero para el financiamiento de “proyectos”, para la edición de revista de “investigación” y talleres de “investigación”; dinero para sueldos, oficina, equipos, agua, luz, teléfono, etc.), sin ninguna repercusión en el desarrollo de los nuevos conocimientos, ciencia, tecnologías y de innovaciones en sus ámbitos.

(En las siguientes entregas: Eje Nº 2: La formación profesional en San Marcos y Eje Nº 3: La gestión de San Marcos)

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