AMOR A LA CHILENA
“El peruano que quiso tirarse a una
chilena”. Este es el título que mi amigo Anselmo -quien es el autor y
protagonista de esta anécdota que paso a contar- insistió que fuera el nombre
de esta Viñeta. Yo me opuse porque el vocablo tirar, en el sentido
que le da Anselmo, no es propio de mi usual lenguaje, y por tal razón
modestamente titulo “Amor a la chilena”. Tirar, vaya término de
marras, es un ¿peruanismo? que significa hacerle el amor a una mujer(o
viceversa). Pero dejé de escandalizarme por el término cuando leí el artículoDerecho
de pernada de Mario Vargas Llosa en el que habla de “Tirarse a la
chola”, “tirarse a una sirvienta” refiriéndose a la costumbre feudal pero aun
vigente de “usar” a las mujeres socialmente “inferiores” para la satisfacción
de sus “bajos” instintos sexuales.
Cuenta Anselmo que superado diversos impasses que significa el irse por
primera vez fuera del país, al fin, estaba en el avión volando a Santiago.
Chile es un país al que los peruanos tenemos especial cariño casi traumático,
entre otras razones, por dos: una, porque no sólo nos ganó y humilló en la
Guerra del Pacífico y dos, por las chilenas. He escuchado no sólo por boca de
Anselmo sino de muchos decir que las chilenas son unas mamacitas, una “putas”
ricas. Todo esto vino al recuerdo de Anselmo y se dijo a sí mismo muy animado
en su soledad espacial: -Sería cojudo si regreso de Santiago sin tirarme a ¡una
chilena! Por supuesto que sus bajos instintos instaba a planificar una visita a
una casa de citas, pues era la única manera de tirarse a una, porque cotejarla,
enamorarla, salir a los parques, agarrarse de las manos, ir a una hostal y
bajarle el calzón a una chilena de casa, eran trámites imposibles.
Cumplido sus ajetreados compromisos laborales para los cuales fue enviado a
Santiago de Chile, estando en su habitación del hotel presto a descansar, sus
pensamientos se trocaron en pavor cuando sacando las cuentas del tiempo supo
que mañana al anochecer tenía que estar volando de regreso a Lima. ¡Puta! ¿y la
chilena?, gritó en silencio y para sí mismo. ¿Ir mañana en la mañana al
encuentro con la chilena? Es poco probable encontrar una buena o ninguna,
pensó. Decidió entonces partir en ese momento mismo, eran las 6 de la tarde. Se
puso su ropa de calle rápidamente, ni se bañó y se fue corriendo a la Avenida.
¡Y ahora qué! Dónde está la casa de citas; así, se encontró en una situación
alephiana de querer correr, al mismo tiempo, a los cuatro puntos cardinales. Al
fin, después de un tiempo de titubeos en preguntar a alguien, un vendedor de un
puesto de periódicos al percibir los apurados bajos propósitos de Anselmo les
explicó de cómo llegar a un sitio más o menos cerca del lugar (a 1,200
cuadras). Afrontando los riesgos y recordando que el que quiere, puede, ¡llegó!
¡Ahí estaban las chilenas a la vista y al alcance de la mano! Recorrió de
palmo a palmo el boulevar del placer y retornó al lugar de una chilena que más
le había llamado la atención y se puso a contemplar a una distancia prudencial
¡Qué rica chilena!, ¡Qué mujer! ¡Qué mamacita! ¡Qué puta!; se dijo a sí mismo,
repetidas veces. Y casi sin darse cuenta ¡ya estaba con ella adentro!
agradeciendo a su suerte de que al fin se cumpliría su instintiva aspiración de
siempre: tirarse a una chilena, en su propia tierra. Y, manos a la obra.
Extraordinariamente satisfecho por las artes amatorias de la chilena, se
dispuso a conversar “después de” con el propósito de elogiarla y así lo hizo.
Pero, como no hay mal que por bien no venga, la chilena le preguntó a Anselmo:
-al parecer no eres de aquí hombre amoroso, de dónde eres. -Soy del Perú,
contestó con mucha honra y con altisonancia. –¡No me digas, yo también soy del
Perú, soy del Callao!, exclamó lapidariamente la “chilena”. ¡Mierda!
¡chasumare! ¡exijo una explicación! ¡reflauta! Chilló en silencio. –A lo hecho,
pecho, se dijo y salió frustrado, regresando al Perú sin haberse tirado a
una chilena sino a una peruana en Chile.
Foto principal: http://www.micholita.net/2010/05/hacer-amigas-chilenas.html.
La foto nada tiene que ver con el texto arriba escrito. Siendo la de la foto
una chilena extraordinariamente bella consideré muy en serio y en homenaje a su
belleza, ilustrar con su hermoso rostro esta Viñeta.
Por: Nemesio Espinoza Herrera
Por: Nemesio Espinoza Herrera
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